La Junta de Andalucía en España ha decidido hacer una revisión del lenguaje machista en los textos escolares. Una apuesta que tiene equidad, polémica y que invita a pensar cuándo se revisarán los mismos contenidos en Colombia.
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Es común en los ejemplos de los libros de matemáticas las siguientes preguntas. Tu mamá te manda a comprar los ingredientes del almuerzo, para ello te da 100 pesos… el esposo cuando llega del trabajo trae lo que ganó en el día… en ambos casos se evidencia en el análisis morfológico que ella no trabaja y sólo cocina. Él es el que trae los recursos a la casa. Esos son sólo dos ejemplos de cómo las miradas sexistas y machistas aparecen en los libros de texto, en las actividades escolares e incluso en las evaluaciones que realiza el Estado.
La situación se ve también en áreas como lenguaje y comprensión lectora. Se han encontrado actividades para preescolar que indican que vestuario debe tener una niña: aretes, pelo largo, pulseras y que debe tener el niño. Ejemplo de preguntas que definen roles de hogar, sumisión, cuidado de niños y labores de limpieza exclusivas de mujeres. Pues eso está cambiando en los países europeos, quienes cada vez cuidan más el lenguaje para que no reflejen situaciones de exclusión rechazo o prejuicio.
La comunidad autónoma de Andalucía esta semana presentó una propuesta que algunos consideran polémica. Hacer una revisión de los libros de texto y detectar los casos donde el lenguaje es excluyente o desprecia a la mujer. Para eso, va a trabajar de la mano con las 20 editoriales que distribuyen libros de texto en la región. La más grande y poblada de España y sin duda, la más cercana culturalmente con Latinoamérica. La tarea ya se ha desarrollado en otras comunidades españolas.
La polémica en Andalucía, es que el incumpliendo llevará a sanciones. Según el periódico El País: cualquier persona, empresa o institución puede ser denunciada ante la Junta por incumplir la Ley en cualquier manifestación o acto, y se enfrentará a multas de hasta 120.000 euros. Incluidas las campañas publicitarias sexistas y los eventos deportivos. De este modo, los cánticos de la hinchada del Betis un equipo de fútbol de Sevilla, la ciudad más poblada de la región, en la que los ultras ensalzaron en 2015 la violencia de género, podrán ser denunciados ante la Administración, no solo en los juzgados.
¿Y en Colombia?
La situación en Colombia pasa por el temor que le tienen las autoridades educativas a los sectores más conservadores de la sociedad. Situaciones como las movilizaciones de colegios y padres de familia han frenado las apuestas por la inclusión y el respeto por la diferencia, en parte por el mismo poder que le han dado las autoridades educativas.
Sin ir muy lejos, la educación sexual quedó en la gaveta por el temor que trae a los directivos del Ministerio de Educación, poner el tema dentro de las mallas curriculares. Desde ahí, parten muchos prejuicios y formas tradicionales de discriminación que no se han podido modificar.
Las editoriales de texto han intentado adaptarse a los cambios culturales, pero con instituciones profundamente conservadoras que deciden la adopción o no de los materiales didácticos, pretender cambios de fondo es difícil. Esto es evidente por la dificultad para definir un currículo escolar, por ejemplo, en Ciencias Sociales de segundo grado se enseña la familia. Es difícil incluir tipos de familia que se han configurado hoy, cuando desde la escuela, algunos consideran que cierto tipo de información es inadecuada para infantes. Una contradicción cuando se ha demostrado que las verdaderas experiencias de inclusión parten de romper prejuicios desde la primera infancia.
La tarea en Colombia debe ser articulada para romper con los miedos a la valoración y construir un lenguaje educativo incluyente, equitativo, tolerante y que vincule la diferencia. Las facultades de educación desde los procesos de formación docente, El Ministerio definiendo políticas claras y sin temor sobre el lenguaje incluyente, la inclusión de la diferencia, la educación de género, que tanto revuelo causa, y exigir a las instituciones educativas un cambio en pro de la inclusión. Por último, editoriales, líderes de opinión y medios deben trabajar por romper las visiones intolerantes y los prejuicios, porque resistirse a los cambios evidencia el desconocimiento de las realidades sociales en la escuela.
@hurtadobeltran
*Especialista en educación. La opinión del autor no refleja necesariamente la posición del medio y es responsabilidad exclusiva del que la escribe”