HAN pasado 80 años desde que el Banco de la República compró el poporo Quimbaya, pieza con que inició la colección arqueológica más importante del mundo y con la que años más tarde se instauraría el Museo del Oro, emblema del país y un lugar que con orgullo muestran los colombianos a propios y extraños.
A esta fiesta de aniversario, que se llevará a cabo este jueves en Armenia, Bogotá, Cali, Cartagena, Leticia, Pasto y Santa Marta, se unen los visitantes del Museo, que con cada publicación en redes sociales de una foto o recuerdo sobre alguna exposición le rendirán un sentido homenaje a las ocho décadas por la preservación de un patrimonio cultural.
En entrevista con EL NUEVO SIGLO el jefe de divulgación cultural del Museo, Eduardo Londoño, reveló los detalles de esta celebración, la historia y la importancia de la adquisición del poporo Quimbaya.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo se va a celebrar los 80 años del Museo del Oro?
EDUARDO LONDOÑO: Estos 80 años son de la adquisición por el Banco de la República del Poporo Quimbaya, que es una pieza que todos los colombianos conocen y de alguna forma se ha convertido en un ícono nacional y que sin embargo no implicó la decisión de crear el museo. Para celebrar esta fecha estamos reuniendo historias contadas por nosotros, quienes hemos hecho el Museo del Oro a lo largo de 80 años, pero también por nuestros visitantes. Hay una convocatoria para que la gente que tenga algún recuerdo o inclusive alguna foto en su poder sobre el Museo de cuando visitó alguna exposición que cuente alguna historia que valga la pena, la suban a redes sociales con el “#Historiasquevalenoro”. Pero También vamos abrir una exposición aquí en Bogotá a partir del 10 de este mes, pero es en las redes sociales que está sucediendo la celebración con sus fotografías, recuerdos e historias que valen oro.
ENS: ¿Cómo comenzó esta experiencia del Museo del Oro con el Poporo Quimbaya, pieza con la que inició la colección arqueológica?
EL: El Poporo Quimbaya es un objeto que habían encontrado en Pajarito, Antioquia, en un lugar de explotación de oro, propiedad de un rico antioqueño y que se llamaba “Las minas del Zancudo”. Su gente fue la que encontró una tumba de Los Quimbaya, un sarcófago de hace más de 2000 años y allí apareció este objeto. Entonces el dueño de la mina lo tuvo en la sala de su casa por muchos años.
Fue en 1939 cuando el Ministerio de Educación recibe un comentario sobre la hija del antioqueño, Magdalena Amador de Maldonado, quien se quería llevar del país este objeto y le sugirieron al Banco que lo comprara ya que tenía los recursos económicos suficientes. En ese entonces el Poporo costó 3000 pesos, que era un montón de dinero. Ese fue el inicio de la colección arqueológica y es la fecha que estamos celebrando, pero el Museo fue una idea que se les ocurrió más tarde, de hecho fue en 1944, donde empezó a adquirir las principales colecciones de orfebrería prehispánica que existen en Colombia.
ENS: ¿Para el museo qué representa esta colección arqueológica prehispánica y específicamente el Poporo?
EL: Lo más valioso que ha hecho el Banco de la República durante casi 80 años es que esta colección se ha convertido realmente en un símbolo de los colombianos, no es una colección particular o desconocida, sino que cada colombiano la siente suya, la siente como un símbolo de lo que es una nacionalidad que compartimos
A los colombianos les llena de orgullo que el Museo del Oro viaja mucho por el mundo, llevando exposiciones para mostrarlas en Londres, Nueva York y en otros países. Sentimos que esta colección realmente nos toca el corazón. Por eso estamos celebrándolo porque, sin duda, mucha gente tiene historias bonitas que contar sobre su relación con el Museo.
ENS: ¿Qué objetos componen esta colección arqueológica?
EL: Los indígenas prehispánicos que eximieron hacia el año 500 a.c adornaban a sus caciques, sus líderes religiosos y civiles con pectorales y adornos de oro, entonces tenían narigueras, orejeras, diademas. Los caciques se vestían con oro porque era símbolo de la vida de su comunidad y por su mentalidad se vestían con piezas brillantes como el sol. Entonces esas son las piezas que han llegado a las colecciones del Museo del Oro. También hay ofrendas, que eran figuras hechas por los Muiscas, que son los Tunjos de metal y las ponían en una montaña, en una roca o en una laguna y esa ofrenda a la laguna es el famoso mito de la ceremonia del dorado, que se hacía en la Laguna de Guatavita.
Uno de los objetos más importantes junto con el Poporo de la colección del Museo del Oro es La Balsa Muisca, que representa esa ceremonia de la que los españoles habían oído hablar cuando llegaron aquí a la sabana donde un cacique de Guatavita. Entonces esos son los tipos de objetos que están aquí en el Museo de unas 12 sociedades de diferentes regiones y momentos en la historia de Colombia que trabajaron los metales, pero además el Museo tiene también las ollas de cerámica que usaban las comunidades indígenas, textiles, madera, esmeraldas arqueológicas y todo aquello que represente esa vida de las comunidades del pasado.
ENS: ¿Cuáles han sido los pilares más importantes del Museo?
EL: El Museo empieza a recoger estas colecciones que existían con el criterio de salvar estos objetos porque el oro tiene ese karma y es que dentro de nuestra cultura vale plata cada gramo de oro; en cambio para los indígenas es un metal sagrado, ellos no lo evalúan por su peso, sino por el simbolismo de vida. La gracia para los indígenas de este metal es que representa la vida que da el sol y es un símbolo de que seguimos y vivos y queremos pedirle a los dioses o a la naturaleza que sigamos vivos, pero dentro de una sociedad que es capitalista donde el oro tiene valor económico fue muy valioso que el banco reuniera colecciones de objetos que de pronto se podrían haber fundido para convertirlos en lingotes y así es como comienza la colección.