Más que un arquitecto, el brasileño Oscar Niemeyer, quien fue velado este jueves en Brasilia, era un "dios" de la arquitectura, un "maestro", un "gran amigo", un militante comunista hasta sus últimos días a quien el mundo celebra sin escatimar en elogios.
Niemeyer, autor en 1960 junto al urbanista Lucio Costa de la futurista ciudad de Brasilia, falleció a los 104 años la noche del miércoles en un hospital de Rio de Janeiro, donde estaba internado desde hacía poco más de un mes.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó al Niemeyer de "figura mayor" de la arquitectura, con una carrera "excepcionalmente larga e ilustre".
Niemeyer, que es velado con honores de Estado en el palacio presidencial de Planalto antes de su entierro el viernes en Rio, integró el grupo liderado por el arquitecto francés Le Corbusier que diseñó la sede de la ONU en Nueva York, "parte de la herencia que dejó al mundo".
La UNESCO también rindió homenaje a este "artista universal" y "gran humanista", señaló en un comunicado Irina Bokova, directora general del organismo.
Su obra maestra, Brasilia, forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1987.
El presidente de Francia, François Hollande, saludó la obra de un "hombre comprometido y cuyas convicciones fueron puestas siempre al servicio de su talento". Un "arquitecto del sueño hecho realidad", lo tildó por su parte el primer ministro francés Jean-Marc Ayrault.
Niemeyer vivió en Francia durante sus años de exilio de la dictadura militar (1964-1985). Allí diseñó una veintena de obras, entre ellas la sede del Partido Comunista en París (1965) y la Casa de la Cultura en Le Havre (1972).
Tenía "con Francia una relación privilegiada no sólo porque construyó aquí varios edificios cuya modernidad y originalidad conmueven a los visitantes, sino también porque residió en el exilio", señaló Hollande en un comunicado.
Cuba también lamentó el fallecimiento de Niemeyer, un "incondicional" y "gran amigo" de la revolución y su líder histórico Fidel Castro.
"Sólo quedan dos comunistas en el mundo, Oscar y yo", dijo en 1995 el entonces presidente cubano, durante una visita a Niemeyer en su atelier de Rio.
Para la ministra argelina de Cultura, Jalida Tumi, el arquitecto "dejó su huella a través de sus obras realizadas en Argelia y que son una referencia para las jóvenes generaciones de arquitectos a escala nacional e internacional", según un comunicado a la agencia APS.
En su "aventura argelina", Niemeyer proyectó obras como la Universidad Huri Bumedien de Bab Ezuar y la de Constantin, la escuela de arquitectura de El Harrach (en las afueras de Argel) y la sala polideportiva del 5 de julio, en forma de cúpula.
Niemeyer fue nombrado este jueves "ciudadano ilustre del Mercosur post mórtem" por los cancilleres del bloque reunidos en la capital brasileña.
Maestro, inspirador de arquitectos
Poeta del cemento, apóstol lírico de las líneas fluidas, maestro de la curva, el brasileño deslumbró e hizo soñar a generaciones de arquitectos.
"No era un teórico de la arquitectura (...) No creó escuela pero hizo soñar, mostró que podía crearse de otra manera", dijo a la AFP en París Francis Rambert, director del Instituto Francés de Arquitectura (IFA), que colocó a Niemeyer entre las grandes figuras de la arquitectura del siglo XX, junto a Frank Lloyd Wright, Mies van der Rohe y Le Corbusier.
Varios de los arquitectos más reconocidos de la actualidad fueron influenciados por las curvas de Niemeyer, ganador del premio Pritzker de 1988, una especie de Nobel de la arquitectura.
El británico Norman Foster se declaró "profundamente entristecido" por la muerte de Niemeyer, uno de sus "héroes".
"Oscar era un caballero y un arquitecto verdaderamente grande, un virtuoso", dijo por su parte la británica de origen iraquí Zaha Hadid (premio Pritzker 2004), que dijo inspirarse en su trabajo "visionario".
Según Rambert, para Hadid "Niemeyer es un dios", lo que se evidencia "en la fluidez de las formas".
El francés Christian de Portzamparc (premio Pritzker 1994) también dijo que dijo que su vocación de arquitecto se despertó con la lectura de las revistas que informaban sobre la inauguración de Brasilia en 1960.
"Si hiciéramos una comparación con la pintura, podríamos decir que Le Corbusier era Picasso y Niemeyer era el Matisse" de la arquitectura, indicó el arquitecto francés Jean Nouvel.