TODOS LOS años, Gabriel Chamé Buendía, uno de los grandes maestros del clown latinoamericano, tiene un pie en el avión. Sus obras y su vocación por la enseñanza lo han llevado a recorrer el mundo con la convicción de mostrar que el clown es mucho más que comedia. Durante el Festival Internacional de Artes Vivas de Bogotá, FIAV Bogotá, trajo su última obra Medida por Medida (la culpa es tuya) una adaptación de la obra de William Shakespeare que habla sobre el abuso del poder, la fuerza de la voz femenina, pero sobre todo las contradicciones del ser humano.
“En la época democrática, siete años después, descubrí el clown y con ese primer grupo de clown (El Clu del Clown) fuimos al primer Iberoamericano de Bogotá en 1988. En ese momento estaba Fanny Mikey. Nunca me voy a olvidar de esas épocas realmente hermosas, solo pensarlo ya se me hace una sonrisa”, recuerda Chamé.
EL NUEVO SIGLO: ¿Por qué recurrir al humor para hablar de temas como el abuso del poder o la violencia?
GABRIEL CHAMÉ BUENDÍA: Porque creo que es una manera inteligente de acercarse a diferentes tipos de público. Es algo que no es que yo lo elija, quiero aclarar, es algo que me sale así. No es que yo diga ‘vamos a hacerlo con humor’, sino que la fuerza del destino me gana y yo sigo el camino que me toca. Desde ese camino creo que el humor puede ayudar mucho a acercar al público al teatro. Debe ser un teatro dinámico, un teatro inteligente, un teatro vivaz, un teatro de juego, un teatro de alegría y cuando hablo de todo esto puede ser incluido un drama en ese enfoque. Para mí el teatro tiene que tener mucha vida. Si la gente va al teatro para aburrirse, es un enemigo mortal. Lo que hay que lograr es que la gente diga: ‘el teatro es maravilloso’.
ENS: ¿Cómo fue el proceso de traducir y adaptar la obra de Shakespeare al clown?
GCB: Ese proceso ha sido muy grato porque el primer instante que siempre tengo con Shakespeare, es aquel en el que estoy solo delante de los libros, en inglés lógicamente, pero también en otros idiomas. Estar en contacto con Shakespeare de esa manera es muy loco porque penetras en cada palabra de él más profundamente y te quedas más tiempo reflexionando sobre esas palabras. Tanto lo que te están transmitiendo y queriendo decir, que es muy sorprendente, y después cómo hacer teatro con eso y no literatura. Porque lo interesante de la traducción no es la cuestión de vanagloriarse uno al traducirlo, sino que los actores y las actrices puedan decirlo de manera fluida y que el público lo pueda escuchar en un español actual.
ENS: ¿Cómo es su forma de construir los personajes?
GCB: Cuando uno empieza un trabajo tiene que dar un sentido lógico desde la acción dramática del texto, pero como mi lenguaje no es un lenguaje psicológico, creo que el de Shakespeare tampoco, yo estoy más cerca de Chaplin o de Búster Keaton que de Marlon Brando, como forma de trabajo. No lo digo por lo cómico o lo dramático, sino porque es un teatro más lúdico. El teatro contemporáneo es mucho más psicológico. Los personajes tienen una lógica psicológica, están diciendo algo, piensan algo, quieren ciertas cosas. En mi caso, es el cuerpo, hay mucha acción física, mucha lúdica con el cuerpo, con objetos escenográficos y uno está en un espectáculo en el que el contacto con la madurez y con la infancia se conectan.
ENS: ¿Qué significó traer esta obra al FIAV Bogotá?
GCB: Para mí significa mi pasión por el encuentro del teatro latinoamericano. He visto su evolución. Es muy importante ver cómo a medida que daba clases en Latinoamérica, sobre todo de clown, los chicos iban evolucionando. Hay un muy buen teatro y muy particular en cada país. Son pensamientos y actitudes muy diferentes que, sin embargo, son muy latinoamericanos. Es muy diferente a Europa o a Estados Unidos.