Alexander Imich, un inmigrante polaco considerado el hombre más anciano del mundo, falleció el domingo en Manhattan, Nueva York, a la edad de 111 años.
Su deceso fue confirmado por la organización Guinness de los Récords, que le había otorgado el título el 8 de mayo pasado, a los 111 años y 93 días.
Alexander Imich nació el 4 de febrero de 1903 en el sur de Polonia.
Su salud había empeorado recientemente, según dijo una de sus nietas, Karen Bogen, el lunes al diario The New York Time.
Sin embargo, Imich estaba suficientemente lúcido en abril y mayo como para dar varias entrevistas en las que habló sobre el secreto de su longevidad, que atribuyó a los buenos genes.
"No es como si fuera el Premio Nobel", dijo, modesto, a The New York Times. "Jamás habría pensado que iba a vivir tanto tiempo".
Imich también atribuyó su longevidad al hecho de que con su esposa Wela nunca habían tenido hijos. Fue siempre de comer poco, jamás bebía alcohol y hacía ejercicio, agregó. Más joven, también le gustaba nadar.
Imich emigró a Estados Unidos con su esposa pintora en 1951, instalándose inicialmente en Connecticut (noreste).
Este especialista en parasicología, que publicó un libro a los 92 años y hablaba cinco idiomas, estudió también zoología y química, y vivía solo en una residencia geriátrica desde la muerte de su esposa en 1986, rodeada de sus pinturas, en el barrio de Upper West Side.
Según datos recientes, al menos 66 mujeres tienen más años que Imich, la más anciana de ellas de 116 años.
Imich era el hombre más anciano del mundo desde la muerte en abril del italiano Roberto Licata, fallecido a los 111 años y 357 días, según el Grupo de investigación gerontológica de Torrance, en California.