Cuando pensamos en café evocamos el placer de un buen tinto para iniciar una conversación con amigos, el calor del hogar alrededor de un café con leche o la disculpa de hacer vida social con un granizado en una tarde soleada. Sin embargo, nuevos hallazgos sobre esta bebida muestran un nuevo horizonte científico alrededor de su consumo, que beneficia la calidad de vida.
Para dar a conocer recientes estudios sobre el café y la salud cardiovascular, el Programa Toma Café invitó a Luz Ximena Martínez, quien dictó la conferencia "Estado Actual de la investigación sobre café y salud y la relación entre su consumo y la salud cardiovascular", en el marco del II Congreso Internacional de Ejercicio Físico y Nutrición, organizado por la Universidad Santo Tomás.
El café es mucho más que cafeína
El contenido de cafeína en el café varía ampliamente dependiendo del tipo de grano y el método de preparación utilizado; incluso los granos que se encuentran en un mismo arbusto pueden presentar variaciones en su concentración. Generalmente el café tostado tiene menos cafeína que el café claro porque el proceso de tostado reduce su contenido. El café de la variedad arábica (100% del café colombiano), normalmente contiene menos cafeína que el de la variedad robusta. Cabe anotar que la cafeína también está presente en otros productos de consumo masivo como el té y algunas bebidas energizantes y gaseosas.
La enfermedad cardiovascular… una epidemia mundial
Durante los últimos años se están observando importantes modificaciones en la situación epidemiológica de la enfermedad humana y su carga social. Esta transición se ha dirigido hacia el predominio de los padecimientos crónicas no transmisibles como enfermedades cardiovasculares, cáncer, males pulmonares y mentales. Estos problemas de salud inician en edades tempranas asociados con el estilo de vida y sus repercusiones son devastadoras en la edad adulta.
Las enfermedades cardiovasculares, EVC, son la principal causa de muerte. Según la Organización Mundial de la Salud en el 2003, se presentaron 16.7 millones de muertes por ECV, 29.2% de la mortalidad total y se espera que para el 2030 ocurran alrededor de 23.6 millones de víctimas por esta causa. No obstante, este aumento no será uniforme: mientras en los países con economías de mercado establecidas éste se ha previsto como del 50%, el índice sería triplicado con dimensiones de epidemia, para los países en desarrollo a 150%.
Las causas de este grupo de enfermedades son complejas y variadas, sin embargo se han descrito una serie de factores de riesgo, dentro de los cuales se encuentran: tabaquismo, dislipidemias, hipertensión, diabetes, obesidad abdominal, alcoholismo, malos hábitos alimenticios y sedentarismo.
¿El consumo de café aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares?
Se ha generado discusión sobre la asociación entre el consumo de café y el riesgo de ECV. Recientemente se realizó un metanálisis para evaluar la relación dosis-respuesta del consumo de café a largo plazo con el riesgo de sufrir la enfermedad en el que se incluyeron 36 estudios con 1.279.804 participantes y 36.352 casos en el que se observó que el consumo moderado se asoció inversa y significativamente con el riesgo de ECV. Otros estudios, han entregado resultados contradictorios, sugiriendo un eventual efecto negativo con un consumo alto, mayor a 9 tasas por día.
Varias investigaciones realizadas en la última década muestran en forma consistente la existencia de una correlación inversa entre el consumo de café y el riesgo de diabetes mellitus tipo 2 y de síndrome metabólico principalmente por una prevalencia menor de hipertrigliceridemia. Los mecanismos que podrían explicar estas observaciones aún no se conocen con certeza, pero es probable que estén asociados con el alto contenido en antioxidantes del café, y en particular del ácido clorogénico. Adicionalmente, el consumo crónico de café se ha asociado con una mejor función endotelial.
Finalmente, una investigación que examinó la relación entre la ingesta de cafeína a largo plazo y el riesgo de muerte cardiaca súbita en 93.676 mujeres estadounidenses postmenopáusicas, que fueron seguidas de 11 a 16 años, concluyó en un resultado no culposo.
El consumo habitual y moderado de cafeína, alrededor de 5 tazas de café al día, se puede disfrutar como parte de una dieta sana y equilibrada, y de un estilo de vida activo.