Si le preguntamos qué productos usa para la piel del rostro, probablemente su respuesta será que una crema hidratante, contorno de ojos y un protector solar. Y por supuesto, productos de limpieza. Pero… ¿alguna vez se ha puesto a pensar que todas las mañanas y noches lava la cara con agua dura o calcárea?
Es un gesto muy habitual, que puede parecer inofensivo, pero muchos dermatólogos consideran que seca demasiado la piel y la desaconsejan, mientras que otros la recomiendan para la epidermis que no presentan problemas.
Pero ¿usted sabe que es el agua dura y qué efectos tiene en la piel?Si no lo sabe, aquí se lo explicamos.
¿Qué es?
El agua dura o también conocida como agua calcárea, es una que lleva componentes que no son propios del agua y podría considerarse agua contaminada o que no es 100% transparente. Esto es algo muy común, en algunos sectores del país más que en otros podemos notar que el agua es de color blanco. La dureza del agua se relaciona con su equilibrio y con los niveles que presenta de bicarbonatos, carbonatos de magnesio y de calcio.
Efectos en la piel
Niveles altos de bicarbonatos, carbonatos de magnesio y de calcio, desbalancean radicalmente el ph de la piel afectando su buen funcionamiento, sensibilizándola. El agua dura hace que la piel pierda fácilmente su capacidad para retener la humedad causando una resequedad permanente, generando líneas de envejecimiento por la deshidratación.
¿Cómo prevenir?
Prevenirlo se vuelve un reto para todos, ya que siempre usamos el agua que viene de la llave. Afortunadamente, contamos con productos que ayudan a neutralizar el agua dura gracias a su contenido de ácidos cítricos y extracto de moringa que optimiza la limpieza de la piel incluso cuando se usa agua dura.
Consejos
· Si tienes la piel sensible, debe usar productos que no necesiten aclarado como, por ejemplo, las soluciones micelares o el dúo de leche desmaquillante seguida de una loción tónica, que son los productos más suaves para limpiar la piel.
· El agua termal es ideal, ya que calma y diluye los residuos calcáreos en la superficie de la piel.