Dulces no son nocivos, ¡sedentarismo sí! | El Nuevo Siglo
Miércoles, 3 de Junio de 2015

UN INFORME de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja que los niños tengan una ingesta diaria de azúcares libres correspondiente al 10% de las calorías diarias totales.

Estudios realizados en el mundo concluyen que la principal función del azúcar en el organismo humano es el de proporcionar la energía necesaria para el funcionamiento de los diferentes miembros del cuerpo, como el cerebro y los músculos. Solo el cerebro es responsable del 20% del consumo de energía procedente de la glucosa, aunque también es necesaria como fuente de energía para todos los tejidos del organismo.  

Muchas veces los padres suprimen el consumo de dulces por desconocimiento y temor a que sus hijos sufran de hiperactividad. Sin embargo, según explica Orlando Correa, jefe de investigaciones de Americandy, “los niños después del año de vida y hasta cerca de los 13 años queman mucha energía ya que su nivel de actividad es elevado y, por lo tanto, es importante la ingesta de dulces, acompañados siempre de una importante actividad física”.

El experto agregó que “los dulces no son nocivos como muchos creen, dado que esta es una de las principales fuentes de energía que además cuentan con una forma y sabor divertidos, lo que sí es realmente perjudicial es brindar fuentes elevadas de los mismos sin proveer el gasto energético necesario para procesarlo, entonces, entre más sedentario sea el niño menor cantidad de dulces debe recibir”.

En la justa medida

Según los especialistas, este alimento no se debe negar, lo importante es darle la porción adecuada y  acostumbrarlo a que no coma dulces o chocolates todo el tiempo. Es más se aconseja un consumo no menor del 5% –un equivalente a 25 gramos, en una dieta de 2.000 calorías–, tendría ventajas adicionales para la salud.

Con el objetivo de ofrecer una alimentación más sana y equilibrada que disminuya el riesgo de sufrir enfermedades en su edad actual y en su vida futura, expertos recomiendan lo siguiente:

1.       Sirva porciones pequeñas, pues no es necesario eliminar los dulces de la dieta infantil, pero sí es importante enseñarles que con pequeñas raciones es suficiente. Para ello, podemos solicitar que compartan golosinas de gran tamaño o servirles caramelos y demás en platos más chicos.

2.       Beba juiciosamente y ofrezca agua para calmar la sed de los niños en reemplazo de refrescos azucarados o zumos comerciales que suelen concentran gran cantidad de azúcar y poseer pocos nutrientes buenos para el organismo. Eventualmente se puede ofrecer leche o jugos naturales.

3.       Cuando vaya de compras, utilice la caja que no tenga dulces a su alrededor cuando vaya a pagar, ya que la larga espera y la oferta de tentadoras golosinas a su alcance incita a los niños a pedir y demandar su ingesta.

4.       Los dulces no son recompensas o premios, sino que el uso de chuches como recompensa puede sumarles valor y ubicarlos en una posición privilegiada para los peques. Por ello, lo recomendable es premiar con palabras cariñosas o con artículos no comestibles cuando los niños tengan buenas acciones y no con alimentos.

5.       Convierta a las frutas en el postre habitual, variando las formas de presentación o los platos que las incluyen, con el objetivo de evitar postres azucarados o dulces para terminar una comida.

6.       Súmale diversión a las comidas, pues una de las razones por las cuales los niños prefieren las golosinas es porque constituyen ‘alimentos divertidos’, pero nosotros los adultos podemos agregar color, sabor y caricaturas a comidas más nutritivas y sanas.

7.       Anime a sus hijos a inventarse bocadillos nuevos, ofrezca ingredientes sanos como cereales, semillas, frutos secos o frutas frescas y permita que ellos mismos elaboren sus golosinas más sanas y nutritivas.

8.       Juegue al detective en el estante de cereales, para que los niños en edad escolar aprendan a identificar el contenido de azúcar de los cereales y puedan escoger la versión más sana de los mismos.

9.       Vuelva a las golosinas comidas eventuales y no cotidianas, para que los niños no se habitúen a su consumo y aprendan que ese tipo de alimentos no son indispensables a diario ni nocivos consumidos de vez en cuando.

10.   Si los niños no se comen su comida, no ofrezca dulces extra, pues las golosinas no reemplazan otras ingestas ni pueden compensar el escaso consumo de otros platos que deberían ser consumidos a la hora de comer.