Los toros de lidia sembraron el pánico en las abarrotadas calles de Pamplona, en el norte de España, en un inicio arrollador del cuarto encierro de San Fermín, que dejó dos corredores corneados y otros cinco hospitalizados.
Justo al inicio de la carrera, uno de los toros de pelaje negro se avanzó a la manada, formada por seis astados y seis bueyes que los guían, y embistió con furia contra cinco corredores, haciendo volar alguno por los aires.
Dos de ellos fueron corneados en la pierna. Ambos, de 34 y 46 años y procedentes de la región de Navarra, donde está Pamplona, fueron hospitalizados para ser tratados aunque ninguno de los dos presenta heridas de gravedad, informó la organización.
Los sanitarios ingresaron en el hospital a otras cinco personas por traumatismos y contusiones que tampoco revisten gravedad, añadió.
Los toros de la ganadería de Gracigrande recorrieron en solo dos minutos y 30 segundos el recorrido de 848,6 metros por las estrechas y resbaladizas calles de Pamplona, abarrotadas de valientes corredores vestido con la tradicional ropa blanca y los pañuelos rojos en el cuello.
La carrera, como es habitual, termina en la plaza de toros, donde los toreros les darán muerte en la corrida que se celebra cada día por la tarde durante esta fiesta.
"Este encierro ha pasado tan rápido que casi ni me he enterado", decía David Rubio, un obrero de fábrica de Villarreal (este de España) que corre en San Fermín desde hace siete años.
Los encierros inauguran cada una de las jornadas de estas fiestas centenarias conocidas mundialmente, especialmente después de que el escritor estadounidense Ernest Hemingway las inmortalizara en su novela "Fiesta", publicada en 1926.
Centenares de personas, españolas y también muchas extranjeras, especialmente de Francia, Italia, Estados Unidos, Australia y Canadá, abarrotan cada mañana las calles de Pamplona para desafiar a los toros.
"Lo peor son las otras personas. Te empujan, te agarran, son casi más peligrosos que los toros", decía Luis Melero, un agente de seguros de 27 años de cerca de Madrid en su tercer año participando en esta fiesta.
Quince personas han fallecido en estos encierros desde 1911, la última hace cinco años. En esta edición, cinco personas han sido corneadas pero ninguna de gravedad.