DE ACUERDO con el Estudio del Dolor realizado por la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor en 2014, el 47% de los colombianos sufre de dolor crónico, que se caracteriza por tener una duración mayor a tres meses y porque puede llegar a imposibilitar a las personas para tener una vida normal.
El tratamiento estándar para el dolor se fundamenta en el uso de opioides (Considerados por la OMS como la piedra angular para su tratamiento). Sin embargo, menos del 7% de los colombianos que sufren de este mal son asistidos con esta familia de medicamentos.
La falta de un tratamiento adecuado en cierta medida se debe a los mitos y estigmas que hay en torno a estas medicinas, por su materia prima y por el abuso que se ha presentado en países como Estados Unidos. Adicionalmente, existe una amplia ventana de oportunidad para la formación de los médicos colombianos en el abordaje del dolor, en parte porque es considerado siempre como un síntoma de otra enfermedad, a pesar de que en ocasiones es una enfermedad en sí misma; esta falta de educación se traduce en insuficientes unidades para cuidado de dolor y para cuidados paliativos.
“Colombia fue el primer país del mundo, después de Estados Unidos, en contar con un medicamento opioide con la tecnología disuasoria del abuso, es decir que dificulta su uso con fines recreativos”, indica Fanny Franco, gerente general de Mundipharma Colombia, laboratorio dedicado al alivio del dolor.
“En 2014, más de 15 mil pacientes encontraron una solución a sus dolencias cuando trajimos esta nueva tecnología, ya que les brindamos un tratamiento innovador que les dio calidad de vida y les satisfizo sus necesidades con una óptima relación riesgo-beneficio. Con este tipo de tecnologías las personas podrán reclamar su derecho a no sentir más dolor y contar con un medicamento más confiable”, añadió.
Problema serio.
El dolor es la principal causa de consulta de la población colombiana y por lo tanto su adecuado manejo debería ayudar a un mejor desempeño del sistema. “De hecho, en Europa se calcula que los gastos totales en el tratamiento del dolor crónico le cuestan al sistema de salud 300 millones de euros”, explica Franco.
Si bien es cierto que en el último año se ha cambiado la dinámica del tratamiento del dolor y miles de pacientes han encontrado bienestar por la llegada de diferentes actores, para este 2015, es necesario que Colombia esté a la vanguardia en este tema, y que el sistema en su conjunto, el gobierno y el sector de la salud trabajen para mejorar la calidad de vida de los pacientes que sufren esta epidemia silenciosa. Educación médica, investigación científica y una regulación contra el abuso son necesarias para reducir la brecha en el alivio del dolor en el país.