Varios mensajes desvelados este fin de semana por Los Angeles Times revelan la fragilidad psicológica de Michael Jackson poco antes de su muerte, así como sus relaciones tensas con los promotores de su gira vertiginosa de 50 conciertos previstos en Londres.
Según este periódico estadounidense, las "250 páginas" de correos obtenidos "muestran hasta qué punto los altos responsables" de la compañía de promoción de los conciertos, AEG, "estaban al corriente de las dudas sobre la estabilidad de Michael Jackson".
"MJ está encerrado en su habitación, borracho y deprimido. Estoy intentando que se serene", escribió un día Randy Phillips, director de AEG Live, la división de conciertos de AEG, a su jefe, Tim Leiweke. Éste le respondió a través de su Blackberry: "¿Estás bromeando?".
"Le grité tan fuerte que los muros temblaron", continuó Randy Phillips. "Está completamente perdido y paralizado, se detesta, está bloqueado por las dudas ahora que hay que comenzar con el espectáculo", prosiguió, mientras el Rey del Pop era esperado en ese momento para una conferencia de prensa en Londres para anunciar la gira, a la que llegó 90 minutos tarde.
"Está muy asustado", escribe Randy Phillips, quien según los correos tuvo que acabar vistiendo él mismo al cantante, con la ayuda de su manager.
Frente a las dudas de la estrella, los responsables de AEG comenzaron a considerar los riesgos que representaba esta gira de 50 conciertos y aumentaron la presión, según Los Angeles Times.
"No pueden forzarnos a parar esto, que es lo que MJ va a intentar hacer porque es perezoso y cambia permanentemente de opinión según sus apetencias inmediatas", lanza otro responsable de AEG Live, Paul Gongaware, a M. Phillips. "Está atrapado, no tiene elección... firmó un contrato", concluye.
Estos testimonios van contra las afirmaciones de AEG, que aseguran que Jackson se encontraba bien de salud, como indicó un médico tras el examen exigido para la firma del contrato.
Algunas semanas antes del principio de la gira (programada para mediados de julio de 2009), el director del espectáculo, Kenny Ortega, advirtió por su parte a Phillips: "Muestra fuertes señales de paranoia, de ansiedad y de comportamiento obsesivo". Ortega pidió entonces un examen psiquiátrico a mediados de junio para el cantante, que faltaba regularmente a los ensayos. Randy Phillips rechazó esta petición.
"MJ no está todavía en forma para cantar y bailar al mismo tiempo", alertó también Ortega a sus superiores, sugiriendo recurrir al play-back.