EL DESEO de modificar el cuerpo y rostro para satisfacer la “necesidad” de crear una apariencia mas agradable ha estado presente en las diferentes culturas, de todas partes del mundo, bien sean tribus que utilizan aros alrededor del cuello para alargarlo, cascos apretados en el cráneo para darles forma cónica, grandes aretes en los lóbulos de las orejas para darle una apariencia más grande o tendencias más actuales como la cultura de los piercings, los tatuajes e implantes en cualquier parte del cuerpo que en exceso pueden estar presentes dentro del análisis de la dismorfofobia.
La dismorfofobia es una percepción errónea de la imagen corporal que se caracteriza por la preocupación exagerada de los defectos. Cuando se presenta, no se reconoce el verdadero aspecto que refleja la persona, sino un aspecto imaginario, el cual genera un ‘desencantamiento’ con su aspecto físico, a su vez la necesidad de hacer "mejoras" está asociado con otros trastornos psiquiátricos como anorexia, bulimia, depresión, psicosis e incluso ideas suicidas.
En la actualidad algunas celebridades de Hollywood han caído en esta peligrosa adicción al realizar alteraciones radicales en su apariencia como Michael Jackson, Renée Zellweger, Uma Thurman, Donatella Versace, Mickey Rourke, Melanie Griffihn y Jocelyn Wildenstein entre otros, quienes cambiaron su aspecto por pómulos prominentes, bocas con tamaño exagerado, senos y glúteos voluptuosos y liposucciones frecuentes.
Detonantes de la dismorfofobia
Agentes como el estrés, la depresión, baja autoestima, sentimientos de angustia e inferioridad asociados a la excesiva preocupación por la apariencia física, la necesidad interna de hacer ‘mejoras’ en determinado aspecto, una separación o ruptura amorosa y la sobreexposición mediática pueden ser detonantes de un trastorno dismórfico, como ocurre con modelos, personajes famosos, y actrices.
Edad y clase social
Los casos existentes de dismorfofobia son tan variados y frecuentes que se determinó que no existe una edad determinada para presentar el trastorno. Sin embargo, es más preocupante cuando comienza a presentarse en etapas tempranas como la adolescencia.
También se ha establecido que la mayoría de las personas con esta enfermedad mental tienen un poder adquisitivo alto para hacer los cambios que ellos consideran adecuados.
La influencia del medio social y el estrato hacen más probable el trastorno.
Rasgos de personalidad predominantes
• Personas obsesivas.
• Bajo nivel de autoestima
• Personas introvertidas
• En algunos casos pueden ser apáticas y tímidas.
• Con relaciones sentimentales o amorosas nocivas, donde la crítica excesiva afecta demasiado la personalidad.
• Personas que por su actividad mantienen expuestas su intimidad en los medios: modelos, reinas, actrices, cantantes, personas del jet set, diseñadores de moda entre otros.
• Ocurre más en mujeres que en hombres.
Cómo prevenir la dismorfofobia
La estabilidad emocional es fundamental para evitar el desarrollo de este trastorno, entornos familiares, sociales y amorosos que gozan de buena comunicación favorecen la seguridad y la autoestima, promoviendo la confianza en si mismos y reduciendo el índice de sufrir de trastornos dismórficos.
Síntomas de alerta
• Insatisfacción permanente con el aspecto de su imagen.
• Quejas constantes o manifestaciones frecuentes sobre la inconformidad de su aspecto.
• Exceso de cirugías plásticas.
• Necesidad de modificar constantemente el cuerpo con diferentes procedimientos que incluyen implantes, rellenos exagerados o delgadez excesiva.
• La persona nunca está conforme con ningún resultado obtenido.
Tratamiento
El manejo debe ser integral. Se hace necesario un equipo interdisciplinario compuesto por un medico, un psicólogo y un psiquiatra. El acompañamiento de su familia y los amigos en el entorno también es fundamental.
Lo primero es ayudar al paciente a descubrir la percepción de su realidad a través de un acompañamiento medico estético, hacerle ver sus necesidades reales, trabajar en solucionar aquello que desencadenó el síndrome dismórfico, como su trabajo, el entorno y la vida familiar para ayudarlo a recuperar sus verdaderos valores y prioridades en la vida.