Por: Jorge Consuegra
Muy poco a poco la Novela Negra ha ido entrando a Colombia. Ya son varios los periodistas, los escritores, las editoriales, las universidades y los libreros que se están dando a la tarea de promocionar, difundir y vender este género que ya lleva muchos años en Estados Unidos y otro tanto en España, tan es así, que en la península Ibérica la Semana Negra se ha convertido más que en un icono del mundo editorial español.
En Argentina el número de novelas de este género sobrepasó la cifra de los cien títulos en los últimos diez años, algo similar en México y un poco menos en Chile; en Colombia estamos apenas en el amanecer, y aunque se han hecho esfuerzos, aún nos falta mucho para que el motor arranque, de todas formas Fernando Iriarte puso un buen punto hace unos días con sus novelas, seguido de Gonzalo España y hoy ya estamos casi por las dos docenas de escritores, todos igual de profesionales y dedicados a escribir lo mejor de su creación en este maravilloso género.
Uno de esos disciplinados autores es Emilio Alberto Restrepo del que uno se extraña, pues es un médico antioqueño dedicado con alma, vida y sombrero a su profesión, entonces ¿de dónde saca tiempo para crear sus novelas? El asunto es que Bogotá y Medellín Negro publicaron el año anterior después de Isabel, el Infierno y ¿Alguien ha visto el entierro de un chino?, nouvelles que bien valen la pena leerse, especialmente la primera que está extraordinariamente bien tejida iniciándose con el asesinato de una destacada médica que iba a un centro asistencial a cumplir con su labor y de pronto todo empezó a complicarse.
Su novio, Augusto “Tuto” Trespalacios se extraña sobremanera de su muerte y empieza a buscar la o las razones por las cuales fue asesinada y a medida que avanza en su investigación, se da cuenta que se ha ido metiendo en un oscuro laberinto, como oscuro es lo que sucede en el interior de ese centro geriátrico.
Andrés García, también médico y amigo de Isabel Isaza, la médica asesinada, dialoga con “Tuto” y entre los dos tratan de descubrir qué fue lo que sucedió con Alejandro Osorio, un hombre adinerado a quien castran y de un día para otro sale del lugar sin que nadie dé razón de su salida…
La novela tiene un personaje muy importante y es la hermana Caridad, un ser oscuro, tenebroso, de mucho cuidado y quien es la protagonista de todo lo que sucede en ese laberinto de miedo, y aunque aparece en muy pocas páginas, no hay duda que ella es la protagonista de esta novela.
Emilio Alberto Restrepo así como es un reconocido médico en Medellín, no dudamos en decir que esta nouvelle lo gradúa como uno de los buenos creadores literarios del país. De pronto la segunda novela no sea tan brillante: ¿Alguien ha visto el entierro de un chino? y todo porque para explicar la muerte de los chinos propietarios de un restaurante, Restrepo da una serie de explicaciones para esclarecer los hechos.
De todas formas, sus personajes tienen solidez, como el “sacerdote” Ramón Aranzazu que dice ser pariente de Fanny Aranzazu y quien cae en las redes del “prelado”; también tiene como protagonista a Carlos Oquendo conocido como “Carrique” y quien vivió en el mundo de la política; y luego otros personajes que le ponen “picante” a la narración.
Al final, Restrepo nos dice por qué se produjo el deceso del oriental y explica lo sucedido con la esposa del mismo, con un argumento bastante bueno aunque, como arriba decimos, fueron muchas las vueltas para lograr desenredar la madeja…