Si bien Colombia está entre los países “que más se bañan” en el mundo, el clima local determina el hábito de ducha de sus habitantes. En este contexto, en este país por ser tropical, el hábito más frecuente es de una ducha al día. Adicional a estas condiciones climáticas, influye el tipo de trabajo que se desempeñe y la rutina diaria, lo que aumenta la frecuencia de baño en aquellas personas que llevan a cabo oficios de fuerza o realizan ejercicio físico, causando una mayor sudoración.
Sin embargo, se observa que durante la pandemia algunos colombianos empezaron a bañarse menos. “En los primeros 12 meses, el hábito de ducha aumentó significativamente para aquellas personas que sí salían a la calle ya que al regresar a casa se duchaban para eliminar el posible virus presente en la piel”, sostuvo Juan de Dios Villegas, decano de Medicina (sede Cali) de la Fundación Universitaria San Martín.
En Colombia, la frecuencia de ducha también disminuyó. “Una vez que se comprobó que la transmisión del virus por vía cutánea es relativamente baja y considerando que la mayoría de los colombianos permanecieron en casa a raíz del confinamiento y frente a la ausencia de la presión social de “arreglarse”, algunas personas optaron no bañarse con la misma periodicidad”, agregó Villegas.
¿Qué recomiendan los expertos?
En general, el cambio de temperatura tiene un efecto, tanto de activación de las células como de desinflamación. “El uso de agua caliente al bañarse produce la vasodilatación, que favorece el flujo sanguíneo corporal, lo que puede resultar beneficioso para los órganos. Así mismo, la vasoconstricción que resulta del contacto con el agua fría redirecciona el flujo sanguíneo a los órganos vitales y produce una vasodilatación compensatoria, dada por la homeostasis corporal”, manifestó el experto.
En materia de periodicidad de limpieza y aseo, se comprueba que las duchas frecuentes favorecen la disminución de patologías de tipo infectocontagioso a través de la piel al tener los jabones un efecto bacteriostático, bactericida y, en general, de control de microorganismos patógenos. Sin embargo, por otra parte, “se corre el riesgo de arrastrar en exceso la capa superior de la epidermis, dejando expuesta la piel sensible a efectos nocivos de agentes químicos, radiación, agentes alergénicos y pérdida de la tesitura de la piel”, agregó.
Richard Gallo, jefe de Dermatología de la Universidad de California, sostiene que las duchas demasiado frecuentes, además de favorecer la resequedad de la piel y aumentar la aparición de eccemas, pueden eliminar la capa de lípidos y aceites, así como las bacterias de la epidermis que ayudan a que las células de la misma funcionen como antibióticos naturales.
Beneficios de una ducha fría
Para iniciar esta práctica, se recomienda una temperatura aproximada de 10 a 15 grados centígrados. La exposición al frío hace que el cuerpo libere una oleada de hormonas del estrés, como cortisol, norepinefrina y adrenalina. Esto resulta muy beneficioso cuando ocurre brevemente, por lo que se puede empezar con 15 segundos los primeros días e ir avanzando de acuerdo a la adaptabilidad de cada organismo.
- Ventajas para la piel
El agua fría también ayuda a contraer los vasos sanguíneos de la piel para cerrar los poros temporalmente, lo que disminuye el enrojecimiento y la hinchazón. Además, la baja temperatura estimula la circulación, lo que produce un brillo saludable del rostro y el cuerpo.
- Resistencia a las enfermedades
El Harvard Business Review en un estudio realizado en los Países Bajos, concluyó que las duchas frías se traducen en una reducción de los días de incapacidad laboral.
El estudio, que involucró a 3.000 participantes, encontró que aquellos que terminaron sus duchas matutinas con chorro de agua helada de 30, 60 y 90 segundos perdieron un 29% menos de días de trabajo por enfermedad.
Los investigadores del mismo destacaron que los participantes que tomaron las duchas frías presentaron síntomas menos graves al enfermar y se sentían con más energía, por lo que estaban en mejores condiciones de superar el padecimiento y continuar trabajando.
- Pérdida de peso
Investigadores han descubierto que pequeños grupos de células de tejido adiposo pardo queman calorías para mantener la temperatura corporal cuando las personas están expuestas a bajas temperaturas. Los expertos sugieren que las duchas frías son una forma para estimular la acción de quemar tejido adiposo pardo que puede promover la pérdida de peso.
“El agua fría activa los órganos vitales y produce una vasodilatación de rebote, que genera calor interno y activación homeostática; es decir, implica un gasto metabólico energético para conservar el calor interno”, explicó De Dios.
Cuando el agua fría cae sobre el cuerpo y las extremidades, restringe la circulación en la superficie del cuerpo. Esto hace que la sangre circule a un ritmo más rápido en los tejidos más profundos para mantener una temperatura corporal ideal, lo que puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares.
Para finalizar, la mejora de la circulación de la sangre estimulada por una ducha fría también puede optimizar el estado de ánimo al reducir el aumento de la presión arterial asociado con la ansiedad. Así mismo, una ducha fría también puede aumentar las endorfinas que alivian los síntomas de depresión y ansiedad y disminuyen el cortisol, una hormona que induce el estrés.