Cada vez que se habla de un nuevo reto viral, aumenta no solo el miedo de los padres y docentes sino la curiosidad de los menores de edad que se encuentran expuestos a la tecnología y al internet. Pero, ¿cómo podemos aumentar la seguridad de nuestra vida en la red y evitar que la tecnología nos perjudique?
“Los retos virales se camuflan detrás de conceptos como la diversión, la popularidad e incluso la misma competencia. No parecen peligrosos sino que parecen formas de comunicarse que permiten ser parte de otros grupos”, explica Andrés Gamba Peña, docente de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria del Área Andina.
Sin embargo, estas formas de permitir la ‘inclusión’ de los menores en grupos y comunidades han pasado de ser una tendencia a una alerta permanente para padres y docentes.
¿Qué pasa con estos retos? Esencialmente, los niños y adolescentes no alcanzan a dimensionar el poder destructivo que tienen algunos de ello.
Un ejemplo claro de esto es el MoMo, que es un reto aterrador que comenzó como un juego viral en Facebook que con el tiempo migró a WhatsApp, donde encontró mayor público. El MoMo envía mensajes de auxilio y pide a las personas, no solo información personal, sino que empieza a enviar fotografías de una mujer con ojos saltones, piel pálida y una sonrisa siniestra a las 3 a.m. Si la persona le responde el mensaje, puede recibir imágenes violentas y agresivas e incluso, comienza a pedir datos personales para después extorsionar y con esto, incitar al suicidio.
La muñeca del MoMo fue una creación de la artista plástica de horror japonesa Keisuke Aisawa, quien aseguró que ante tantos casos que se han presentado y que ahora ha migrado a incitar suicidios colectivos o entre amigos, decidió destruir su escultura. De hecho, ha tenido tanto impacto que muchos adolescentes han compartido en redes sociales los mensajes que han recibido del número que ya se ha registrado como el de MoMo (+81 3-4510-253). En ellos, se puede ver cómo los menores se enfrentan a este reto y buscan cómo sacarle el cuerpo y lo comparten con recomendaciones para los demás. Sin embargo, este reto no se detiene y ahora hay denuncias de videos que están encriptados en series para niños en la plataforma de YouTube.
El experto propone las siguientes acciones:
* Entender que cada reto capta personas de redes diferentes, como el Caso de ‘MoMo’ que es por WhatsApp, pide datos personales y abruma son sus fotografías.
* Controlar los tiempos de los niños en internet.
* Estar atento si hay cambios en los adolescentes y si presentan lesiones de un momento a otro, como en el caso de la ‘Ballena Azul’, que causó suicidios en estudiantes.
- Dejar de normalizar estas conductas y abrir el espacio de conversación.
- No se debe señalar, castigar y exponer al escarnio público, que ridiculiza y regaña enfrente de todo el mundo.
La idea es crear espacios de diálogo para que niños y adolescentes puedan contar con confianza lo que les está pasado y que como padres y docentes, puedan guiar y aconsejar adecuadamente sobre los peligros que se corren al hacer un reto viral.
Además es importante entender “que esta nueva generación no se conforma con una prohibición sino que atiende mejor, en la mayoría de los casos, a la argumentación que a la prohibición”, concluye el docente de la Fundación Universitaria del Área Andina.