El director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Universidades, Oscar Domínguez, habló con EL NUEVO SIGLO sobre la nueva virtualidad en la educación. De acuerdo con el directivo, la llegada del Covid-19 se atendió, prácticamente, de manera inmediata en el país. A su vez, todas las modificaciones que la llegada de este virus le implicó a la educación superior, demostraron que la formación virtual no es de segunda categoría. Por el contrario: es el futuro.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo enfrentó la educación superior, en una primera instancia, este reto?
OSCAR DOMÍNGUEZ: Sin duda, no teníamos un precedente de una situación similar, pero fuimos uno de los primeros sectores sociales que atendió, inmediatamente, el llamado al aislamiento, entendiendo que, con ello, estaríamos garantizando el bienestar y la salud no solo de los estudiantes, sino de los profesores y de sus respectivas familias.
Y adicionalmente, nosotros continuamos desarrollando el proceso de formación conforme lo prometimos a los estudiantes. Ningún estudiante vinculado a la universidad colombiana tuvo que decir: “a mí me impidieron continuar con mi proceso”. Y eso se logró gracias a la readaptación rápida de lo digital.
Algunas instituciones ya tenían alguna experiencia con la aplicación del Internet y de la cuarta revolución industrial, y respondieron de manera mucho más activa para que los estudiantes pudieran incorporarse al proceso de formación. Eso no fue en todas y no fue homogénea, pero se hizo.
ENS: ¿Qué tan preparado resultó estar el sistema de educación superior en materia de educación virtual en Bogotá?
OD: Aunque Bogotá ha tenido muy buenas condiciones, eso no quiere decir que no se hayan presentado problemas. Tenemos estudiantes en condiciones muy desafortunadas en la Capital. El 29% de los estudiantes bogotanos en educación superior están en en el estrato 1, el 42% están en el 2, y más o menos del 25 al 28% están en el 3. Entonces la transición a lo virtual se hizo de acuerdo a cómo las familias podían asumir una responsabilidad de trabajar en casa (no solo del estudiante universitario sino en el conjunto de la familia), y para muchos ha sido muy difícil.
Adicionalmente, muchos de los estudiantes tenían la condición que no son de Bogotá, entonces, para ellos fue más dramático devolverse al territorio y eso nos desnudo una realidad que todos conocíamos pero que no habíamos tenido que asumir en carne propia, y son las inequidades en el acceso a la tecnología que los colombianos tenemos.
Decir que el 50% de los colombianos tienen acceso a Internet o a un computador es una cifra bastante complicada para la educación superior (y la educación en general) y más en un proceso en donde ahora esa es una herramienta absolutamente determinante para avanzar en el aprendizaje.
ENS: ¿Qué lecciones cree que deje el Covid-19 a la educación superior?
OD: Yo diría que esta situación desvirtuó una lectura bastante errada que habíamos hecho y que hoy está demostrando que no es tan cierta: que todo lo virtual es de segunda o de una categoría más baja. Hoy quedó demostrado que eso no es cierto y el estudiante de la universidad más prestigiosa de Bogotá, comparado con el estudiante de la universidad menos prestigiosa, está estudiando de la misma manera: a través de un computador. Entonces esa mentalidad que la educación virtual era de segunda categoría cambió.
Y segundo, yo creo que esta “oportunidad” ha hecho que la educación no va a volver a ser la misma. Todo ese diseño que habíamos pensado de hacer grandes infraestructuras, de montar una gran capacidad instalada de auditorios, de laboratorios, no va a volver a ser la misma.
Las instituciones van a estar disponibles para ser el complemento de la formación, y la lectura que tenemos desde Ascun es que, van a comenzar a quedarse con nosotros unas apuestas compartidas de formación en donde, en adelante, tendremos que acostumbrarnos a tener unos buenos porcentajes de estudiantes en sistemas virtuales y otra parte en los campus.
ENS: ¿Entonces usted cree que esto mejorará la educación superior regionalmente hablando?
OD: Yo creo que los jóvenes del territorio se dieron cuenta que pueden acceder a la educación superior de una manera distinta a la manera presencial y las instituciones también se dieron cuenta que no tienen que concentrar a sus nichos de estudiantes en donde están ubicadas.
ENS: ¿Qué cree que va a pasar a futuro con la educación superior en el país?
OD: Una universidad tendrá que hacer que las ocupaciones de los campus para lo que viene a mediano plazo tendrá que fluctuar entre el 25 y el 30% (máximo el 40% de la ocupación).
Adicionalmente, creo que vamos a tener unas nuevas realidades y ya no podremos pensar que tendremos semestres de 16 semanas; ya no podremos pensar que podremos dictar una clase con 40 estudiantes en una sola jornada… Es decir: se vienen una serie de cambios importantes que nos van a enseñar a hacer las cosas de manera distintas pero viables.