El pasado viernes 3, en el Mayor Juanita Lascarro hizo historia con los Cuatro últimos Lieder de Richard Strauss; el sábado 4 se unieron las voces de Consuelo Luzardo y Jairo Camargo en el Nacional de la 71 para poner su grano de arena con Cartas de amor en la temporada a la memoria de Fanny Mikey; anoche, en el Mayor, la pianista ucraniana Valentina Lisitsa tocó el Concierto nº 3 de Sergei Prokofiev y esta noche, en la intimidad de la sala de cámara del Mayor, hace un recital como solista. Claro, como era de esperarse, los medios locales los han pasado casi por alto, primero, obvio, por los Olímpicos y, segundo, por la muerte de Jairo Varela del Grupo Niche. Como el Ministerio de Cultura resolvió declarar el 2012, en un acto absolutamente estrambótico, como el Año de Lucho Bermúdez, no pudo aprovechar la muerte del cantante para rasgarse las vestiduras y encabezar la comparsa de sus honras fúnebres.
JUANITA Y STRAUSS
Dios en materia cultural, también aprieta pero no ahorca; y mientras Amparo Grisales funge de profesora de técnica vocal en la televisión y Marbel se da aires de gran diva del canto, Juanita Lascarro, con una carrera verdaderamente respetable a sus espaldas, conmovió hasta lo más hondo con su interpretación de Strauss acompañada de la Sinfónica Nacional bajo la conducción del titular Baldur Brönnimann. La orquesta ¡qué disparate! no proveyó al público los textos de las canciones en el programa de mano ni hubo subtítulos, por lo que la mayor parte del auditorio no pudo disfrutar a tope su sutil e inteligente interpretación. Como Juanita es una soprano de categoría internacional, cantó con la austeridad que es habitual en las grandes salas del mundo, hierática, como una escultura, con gestos sutilísimos, pero enriqueciendo su interpretación con una gama inagotable de matices, de detalles musicales, persuasiva en la vocalización y extraordinaria en el manejo de la línea melódica, dicho en otras palabras cantó como lo que es, como una grande. Brönnimann y la Sinfónica hicieron un buen trabajo, apenas un buen trabajo porque en materia de refinamiento no estuvieron a la altura de la solista. La orquesta hizo primero una aceptable versión de Una noche en el campo calvo de Mussorgskyy una muy buena y cuidadosa versión del Concierto para orquesta de Bartók.
CONSUELO Y JAIRO
Todos los homenajes que se hagan a la memoria de Fanny Mikey serán pocos; por suerte en el Teatro Nacional son conscientes de ello y están embarcados en una ambiciosa temporada para celebrar su paso por este mundo. Hasta el próximo 9 de septiembre se extiende en la sede de la calle 71, la que lleva su nombre, Cartas de amor de Gurney con dirección de Nicolás Montero que, ya se sabe, es un “director” en el mejor sentido de la palabra.
La obra depende, más que de costumbre, del desempeño de los actores, porque aparentemente, sólo aparentemente, no actúan pues se “limitan” a un contrapunto de lecturas a lo largo del cual se desarrolla la historia, que en realidad, en medio del humor, esconde toda una tragedia existencial.
Es decir, Cartas de amor, como obra, está reservada sólo para actores de verdad y vedada por completo a las presentadoras, reinas de belleza, modelos y divas que son las protagonistas de la televisión y del teatro de varietés que eventualmente se hace en Bogotá. Consuelo Luzardo y Jairo Camargo tienen la jerarquía para darle vida a ese milagro dramatúrgico que significa hacer de una serie de lecturas una “obra de teatro”: en la prisión de sus mesas de lectura hicieron de sus cuerpos, su expresión y su voz los tres puntales para conmover al auditorio.
Lo hicieron con seriedad el sábado, pero por esas malas pasadas del destino, Camargo “se salió de personaje” un par de minutos, el teatro lo celebró con risas y un aplauso, pero como él es un actor de verdad, pasó por alto el gesto del público y prefirió mejor, a su manera, pedir excusas, mientras Luzardo capoteó el momento con la sobriedad que este demandaba. A lo largo de la temporada el elenco de la obra cambiará sucesivamente.
LISITSA EN EL MAYOR
Como Valentina Lisitsa tocó anoche el Prokofiev y hace hoy su recital, la crónica de su esperado debut en Colombia queda pendiente para una próxima entrega.