La película de suspense "La isla mínima" del director español Alberto Rodríguez impresionó este sábado a público y crítica en el festival de San Sebastián, donde también dejó buen sabor de boca la última cinta del francés François Ozon, "Une nouvelle amie".
"La idea era hacer una película de trama, de suspense", confesó sin rodeos Alberto Rodríguez en la rueda posterior al pase de su film en el centro Kursaal de San Sebastián.
"La isla mínima" es la historia de dos policías en 1980, en los primeros años de la democracia española tras la dictadura franquista, que tendrán que esclarecer un crimen en un pequeño pueblo del sur de España.
"El río subterráneo que lleva por debajo (la trama) habla del año 80, que fue muy tenso, habla del choque que se produce entre un policía que viene del anterior régimen y otro que viene con aires nuevos y renovadores", explicó Rodríguez, que ya cosechó un gran éxito con su última incursión en el cine policiaco "Grupo 7".
Los actores Raúl Arévalo, en el papel del joven policía, y Javier Gutiérrez, en el del agente que trabajó bajo el régimen franquista, llevan a cabo un gran duelo interpretativo a lo largo de la cinta.
"Verme en una película como esta llena muy bien mi ego de actor, con un guión tan sólido como este, fue un regalo", dijo Arévalo en la misma rueda de prensa.
La oposición de ambos personajes permite al director jugar con "la ambigüedad moral" que acaba haciendo reflexionar al espectador.
El director, que se confesó muy aficionado tanto al cine como a la literatura negra, consideró que la decisión de ambientar la película en un momento delicado de la historia española "aumenta la tensión" del relato.
"En el 80 había una crisis económica, también había debate territorial (sobre como debe organizarse España), problemas con leyes como la del aborto. Había una sensación de algo especular, de reflejo de lo que hay ahora" en el país, afirmó Rodríguez, aunque insistió en que lo importante es la trama.
La película gustó en San Sebastián, donde se proyectó en la sección oficial a concurso, en la que competirá con "Une nouvelle amie" de François Ozon, que ya ganó la Concha de Oro a la mejor película en 2012 con "Dans la maison".
- Historia de amistad y amor -
En su nueva película, Ozon, experto en mostrar relaciones amorosas poco convencionales, relata la historia de dos mujeres, una de las cuales promete al morir la otra que cuidará de su marido y de su hijo recién nacido.
Se entabla entonces "una historia de amistad que acaba en historia de amor con un travestido", relató Ozon, en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por los protagonistas Romain Duris y Anaïs Demoustier.
La película es una adaptación de una novela de Ruth Rendell, explicó Ozon, también guionista de la cinta.
El cineasta francés reconoció que en sus películas suelen aparecer relaciones poco convencionales, pero "no es algo particularmente intencionado, es lo que me interesa filmar. No me interesa filmar cosas banales".
"Yo sabía que lo que quería y el guión se escribió bastante bien", dijo, añadiendo que disfruta mucha de los rodajes porque es "cuando las cosas toman vida".
Además destacó el "trabajo intelectual" que supone el montaje, que "es un trabajo de reescritura, la materia está ahí y luego hay que juntar escenas, quitar, poner".
Ozon, que cosechó un gran éxito hace dos años con "Dans la maison" con la que, además de la Concha de Oro, ganó el premio al mejor guión, intentará volver a repetir la experiencia con su nueva obra que se estrena en salas a principios de noviembre.