La presidenta Dilma Rousseff anunció este domingo que Brasil presentará en las Naciones Unidas una propuesta para establecer un "marco civil internacional" para proteger la privacidad de los usuarios de internet.
En su cuenta en Twitter, que reactivó en los últimos días, Rousseff exigió nuevamente "explicaciones y cambio de comportamiento por parte de los estadounidenses" en referencia a las denuncias de espionaje reveladas en las últimas semanas por la prensa.
Basados en documentos desvelados por el exasesor informático estadounidense Edward Snowden, la prensa reveló que los servicios secretos estadounidenses habían espiado las comunicaciones de Rousseff, de sus colaboradores cercanos y de millones de brasileños, así como a la mayor empresa de Brasil, la gigante petrolera Petrobras.
En un encendido discurso ante la Asamblea General de la ONU, la semana pasada, Rousseff denunció el caso, al que calificó de "quiebre del derecho internacional y afrenta" y propuso un control multilateral del uso de internet.
"Denuncié el caso en la ONU en defensa de los derechos humanos y de nuestra soberanía", escribió el domingo Rousseff, que envió al Congreso "un nuevo marco civil de internet, una iniciativa que ampliará la protección de la privacidad de los brasileños".
Brasil trabaja además en un servicio de correo electrónico propio, seguro y gratuito para sus habitantes.
Una vez aprobada la legislación, en las próximas semanas, un proyecto "para un marco civil internacional será enviado a la ONU", siguió la mandataria.
En Twitter, Rousseff indicó que recibió un libro del periodista James Bamford, que "relata los métodos modernos de espionaje de la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) en todos los países".
"El libro es de 2008. Muestra que viene ocurriendo hace más tiempo de lo que apareció ahora: espionaje a ciudadanos brasileños (yo incluida), compañías y ministerios", zanjó.
En la ONU, el presidente estadounidense, Barack Obama, habló después de Rousseff y no pidió disculpas por el tema, como exigía Brasil; sólo se limitó a una mención muy general, señalando que su país estaba revisando el modo en que obtenía información de inteligencia para alcanzar un "equilibrio correcto" entre sus necesidades y las preocupaciones de sus ciudadanos y aliados.
La mandataria brasileña ya había suspendido una visita de Estado a Washington prevista para el 23 de octubre a raíz de las revelaciones.