El director estadounidense Steven Soderbergh presentó el martes, en el concurso por el Oso de Oro de la Berlinale, un eficaz psicodrama de suspense, "Efectos secundarios", en el que una joven depresiva, que ha sido recetada con un nuevo medicamento, comete un crimen del cual no se acuerda.
La actriz Rooney Mara, quien se dio a conocer en 2009 por su papel en "The Social Network", en el que interpreta a la ex novia del creador de Facebook, es Emily Taylor, una hermosa y frágil muchacha que comenzó a tomar antidepresivos cuando Martin (Channing Tatum) su joven esposo, un corredor de bolsa acusado de delito de iniciados, fue condenado a cuatro años de cárcel.
Ansiosa, con ganas de tirarse a los rieles en el metro de Nueva York, Emily comienza a ser tratada por un psiquiatra llamado Jonathan Banks (Jude Law).
Banks tiene un cierto prestigio y los laboratorios farmacéuticos lo cortejan y le ofrecen dinero para que participe en estudios clínicos.
Con el propósito de evitar que Emily sea internada en un hospital psiquiátrico Banks consulta a la doctora Victoria Siebert (Catherine Zeta-Jones) que la había tratado antes, y deciden recetarle un nuevo medicamento antidepresivo que tiene efectos secundarios como confusión mental, pensamientos suicidas y perturbaciones del sueño.
Cuando Emily comete el crimen bajo los efectos de su medicamento el doctor Banks es señalado como responsable indirecto y tendrá que luchar para establecer la verdad, que terminará por sacar a flote las maquinaciones de la doctora Siebert.
Soderbergh dijo que había querido hacer "una película con un tema oscuro, ya que se dice que estoy en el crepúsculo de mi carrera", y reconoció que había vuelto a ver muchas películas de Alfred Hitchcock, antes del rodaje, porque le interesaba tratar "la culpabilidad", el principal tema, según él, de las películas del maestro del suspense.
"Quería hacer algo que tuviera músculo, algo fluido. Traté de hacer las cosas de manera simple. La música es de Thomas Newman, un hombre de gran talento. No deseaba que la música fuese la de un clásico filme negro", explicó.
Scott Burns, el guionista, investigó y elaboró la trama de "Efectos secundarios" durante diez años. También había escrito antes el argumento de "Contagion", otro filme de Steven Soderberg, quien se dio a conocer en 1989 cuando ganó la Palma de Oro del Festival de Cannes con "Sexo, mentiras y videotape".
Burns, quien es también uno de los productores, contó también que había trabajado de manera muy estrecha con el célebre psiquiatra forense Sasha Bardey, de Nueva York, presente durante el rodaje y consejero en asuntos médico-legales.
"Me interesaba trabajar en esa combinación de aspectos legales y psiquiátricos en torno a estos medicamentos contra la depresión. Era muy difícil montar un proyecto con este tema en Hollywood pero gracias al elenco que reunimos logramos conseguir los fondos", dijo.
El guionista reconoció que "las relaciones entre las empresas farmacéuticas y los médicos en Estados Unidos, y pienso que en el mundo, son algo muy complejo".
"La gente toma esos medicamentos buscando un rápido resultado. En Estados Unidos además la publicidad está autorizada. Se ha declarado una guerra química contra la tristeza. Esas píldoras pueden ayudar a las personas, pero los efectos secundarios, ya se sabe, pueden ser terribles", explicó.
Jude Law dijo que lo más difícil de su papel fue prepararse "estudiando temas de medicina".
"Leí mucho sobre casos de médicos envueltos en líos judiciales por haber recetado un medicamdento con efectos secundarios graves. Es inquietante además que se haga publicidad para estos medicamentos", añadió.
Law dijo igualmente que el psiquiatra Sasha Bardey le había servido de mucha ayuda "explicándome por ejemplo cómo acogía a los pacientes que llegan a su gabinete con una grave depresión", definida en el filme como una falta de fe o de fuerza para construir o creer en el futuro.
Durante el filme se ve y se habla del libro del escritor William Styron "Esa visible oscuridad: memoria de la locura", donde el autor de "La decisión de Sophie" narraba la profunda depresión que sufrió.
AFP