LA piel es el órgano más grande del cuerpo y es el receptor de sensaciones y a su vez de muchas emociones que se manifiestan a través de ella. Desde la gestación la piel del bebé está en contacto permanente a través de las paredes del útero y la pared abdominal de la madre, por eso cuando nace necesita sentir ese contacto físico.
“El momento más importante de contacto físico es el nacimiento y las horas que le siguen, porque para un bebé llegar a este mundo no es fácil, en cuestión de segundos pasa a un mundo completamente diferente de donde vivió durante nueve meses, eso hace que se sienta inseguro, desprotegido y que necesite del contacto piel a piel con su madre, del calor de su cuerpo, de su olor, por eso se recomienda pegar inmediatamente el bebé al seno, ahí se siente acunado, alimentado, protegido y seguro”, afirma Gladys Flórez, sicóloga y Orientadora del programa educacional de Johnson´s Baby.
El tacto es el primer sentido que se desarrolla alrededor de las 4 a 7 semanas de gestación, el más fuerte en el momento del nacimiento y el que contribuye al progreso y maduración de los otros sentidos. El poder del tacto está en la conexión tan fuerte que se da entre los padres y el bebé a través de la caricia, del masaje y del contacto físico.
Investigaciones han demostrado que los niños que son acariciados presentan 50% más contacto visual y están tres veces más propensos a mostrar expresiones positivas como balbuceos, sonrisas, todo esto hace que tengan una mejor autoestima y habilidad para relacionarse con los demás.
A través del sentido del olfato también se percibe el mundo y los bebés comienzan a oler a partir de las 28 semanas de gestación, este sentido se relaciona con la memoria, por eso los aromas agradables y familiares combinados con expresiones cariñosas producen más recuerdos emocionales que cualquiera de los otros sentidos.
“En las diferentes rutinas que realizamos con el bebé como el baño y el masaje, se estimulan otros sentidos además del tacto y el olfato, como son el de la visión y el auditivo; a esto se le conoce como estimulación multisensorial, lo que contribuye a que tenga un mejor desarrollo cognitivo, físico emocional y social” asegura Flórez.
El masaje y sus beneficios
El masaje consiste en realizar caricias suaves con amor a nuestro bebé, las cuales mejorarán el funcionamiento de todos sus sistemas vitales, además de relajar y fortalecer el vínculo afectivo. Los beneficios de estos masajes son:
- Cara: tiene como beneficio liberar tensión y relajar al bebé.
- Pecho: beneficia el ritmo cardíaco y la respiración.
- Axilas: estimula la función del sistema inmunológico.
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- Brazos: activa el sistema circulatorio y ayudan a tonificar los músculos. En las manos y los dedos, relajan al bebé.
- Abdomen: ayuda a aliviar cólicos, gases, y estreñimiento.
- Piernas: activa el sistema circulatorio y ayudan a tonificar los músculos. En los pies y los dedos, relajan al bebé.
- Espalda: reduce el estrés.
Además, contribuye a la ganancia de peso, reduce los niveles de cortisol que es la hormona del estrés, disminuye los niveles de ansiedad, relaja al bebé y fortalece los lazos afectivos entre padres y el recién nacido.
Preparación para el masaje
Al momento de iniciar el masaje se deben tener las manos limpias, preparar una superficie cómoda para el bebé y para los padres, en un ambiente libre de corrientes de aire, porque debe estar sin ropa, solo con el pañal. El bebé debe estar receptivo al masaje, es decir despierto y tranquilo.
“Antes de comenzar el masaje debemos calentarnos las manos y aplicar crema líquida hidratante para antes de dormir ideal para bebés, frotándolas para calentarlas y reducir la fricción” explica Gladys Flórez.
En promedio el masaje debe durar entre 15 y 20 minutos, lo puede dar la madre, el padre, la abuela o la persona que cuida al bebé, lo importante es que sea con tranquilidad, con una presión suave y con amor.
Rutina para antes de dormir
El sueño cumple un importante papel en la maduración cerebral, en el aprendizaje y en la memoria del bebé, sin embargo, los problemas para dormir son universales principalmente en los tres primeros años del niño.
Gladys Flórez afirma, “Con más de una década de asociación científica con expertos en el comportamiento y el sueño sabemos, que no dormir adecuadamente afecta la salud en general, la capacidad cognitiva y el humor del bebé, así mismo la tranquilidad y la felicidad de toda la familia. Evaluamos el perfil del sueño de más de 300 mil bebés e identificamos la importancia de los rituales multisensoriales en las noches. A partir de ahí, recomiendo una rutina de tres pasos para antes de dormir: Baño, masaje y una actividad calmada y relajante”
Baño con agua tibia y productos adecuados para su piel como un baño líquido para antes de dormir que tenga un pH fisiológico ligeramente ácido de 5.5, que no irrite los ojos y sea hipo alergénico; masaje y una actividad tranquila, como cantar una canción de cuna o leer un cuento, esta rutina ayudará a los bebés y niños entre los 7 y 36 meses, a que duerman mejor, concilien el sueño más rápido y obtengan un descanso reparador por más tiempo.
Es importante que todos los productos que se usen en esta rutina deben ser indicados para bebés, libres de sustancias químicas y tóxicas, como sulfatos, ftalatos, parabenos y colorantes; para que se consideren con los más altos estándares de seguridad y pureza.