Bajo escolta policial para protegerse de colegas huelguistas, cientos de basureros comenzaron a limpiar este jueves las calles y veredas de Rio de Janeiro, tapizadas de desechos, mientras la famosa playa de Ipanema permanece transformada en un basural a cielo abierto.
Luego de cinco días de Carnaval y montañas de basura incompatibles con la imagen de la "Cidade maravilhosa", el alcalde de Rio, Eduardo Paes, decidió que guardias municipales acompañen a 300 camiones de recolección de basura.
Paes aseguró que la mayoría de los basureros se presentaron a sus puestos de trabajo el sábado, al inicio de una huelga decretada por varios cientos de trabajadores sin apoyo del sindicato, pero varios huelguistas "les impidieron trabajar por la fuerza".
El alcalde dijo incluso que autobuses que transportaban basureros fueron detenidos por hombres armados cuando se dirigían al Sambódromo, cuyo entorno quedó inundado de pestilentes desechos tras el carnaval, que atrajo a casi un millón de turistas de todo el mundo.
Los huelguistas reclaman desde el sábado un aumento de sueldo a 1.680 reales (USD 726, con prima de trabajo antihigiénico incluida), mientras el sindicato y la empresa municipal de limpieza (Comlurb) llegaron a un acuerdo para una mejora a 1.224 reales (USD 529) a inicios de la semana.
El jueves, varios barrios fueron limpiados, por ejemplo Copacabana, Botafogo, Lapa o el sector portuario, como se congratuló la Comlurb, que dio cuenta de "una gran mejora en relación a los últimos días".
Pero "en la zona oeste, hubo problemas de asiduidad en algunos puestos de trabajo" y "se registraron incidentes en Recreio dos Bandeirantes y Pedra de Guaratiba, con destrozos de camiones de basura que perjudicaron el trabajo programado en el sector", añadió.
La Comlurb había anunciado el despido de 300 basureros, pero la medida fue anulada por el alcalde para aquellos que regresaron al trabajo este jueves. Sin embargo, algunos aún resisten y aseguran que harán huelga hasta obtener todas sus reivindicaciones.
- "El verdadero Brasil" -
Una manifestación en el centro de Rio reunió este jueves a unos 300 basureros que gritaron consignas contra el alcalde, la Comlurb y el sindicato.
"¡El Carnaval y la Copa del Mundo son para la imagen del país en el exterior, pero no es el verdadero Brasil!", lanzó uno de ellos al micrófono, antes de que todos corearan el eslogan que se repite en todas las manifestaciones callejeras de Rio: "Nao vai ter Copa!" (¡No habrá Copa!).
Al igual que en la zona oeste, se registraron incidentes en Ipanema, donde la playa y la elegante avenida frente al mar estaban tapizadas de basura, y las canastas de desechos llenas a reventar.
Los empleados de una empresa subcontratada para hacer la limpieza en Ipanema fueron enfrentados por unos 30 huelguistas, dijeron a la AFP varios vecinos, trabajadores locales y miembros de las fuerzas del orden.
"Manifestaron, gritaron y los que trabajaban se fueron", resumió Vanderleia Martins, un fisioterapeuta carioca. Según algunos, los guardias municipales, numerosos pero no armados, asistieron impunes a la escenas; otros dijeron que no había nadie presente. Consultada sobre este episodio, la Comlurb prefirió no comentar.
Un camión de la Comlurb con la leyenda "Recolección selectiva" juntaba de hecho todo lo que podía en la avenida Vieira Souto, que bordea el Atlántico y donde se encuentran algunos de los apartamentos y hoteles más caros de la ciudad.
"Debemos ayudar, y lo hacemos como si fuésemos ladrones, a toda velocidad, a causa de los huelguistas", contó un empleado que pidió el anonimato. "Pero yo estoy de acuerdo con ellos, se pelean por nuestros derechos y nuestros salarios".
Los trabajadores locales están divididos. "No es muy bueno para el turismo", estimó el barman Alex de Oliveira, de 26 años. "Los comprendo, ganan demasiado poco para el trabajo que hacen", dijo por su lado José Rodrigues, empleado de un kiosco de alquiler de sillas y sombrillas en la playa.
Entre la basura, la lluvia y las nubes, Ipanema está irreconocible. "¡Está muy fea!", lamentó Guillermo Mullins, un chileno de 62 años de vacaciones con su esposa. "Huelga o no, Rio está siempre sucia. Es un problema de educación y de cultura. No nos dan ganas de regresar".