Los Bitcoins se crean o intercambian utilizando protocolos de software tan complejos que son considerados "criptomoneda" (cryptocurrency). Las transacciones se procesan en servidores llamados "Bitcoin miners" y, contrariamente a las monedas tradicionales, su emisión no está regida por ningún banco central.
La moneda digital se puede transferir directamente entre teléfonos inteligentes o cualquier otro tipo de dispositivo informático para pagar en tiendas "reales" o a cambio de servicios (como un viaje en taxi por ejemplo).
Sus detractores afirman que es una herramienta predilecta de los tráficos ilegales y que en su forma actual se puede robar fácilmente. Numerosos países estudian darle un marco legal a su uso.
Los primeros bitcoins se cotizaban a unos pocos centavos de dólar por unidad, pero llegaron a valer 1.000 dólares en 2013. Actualmente, se negocian a unos 460 dólares (400 euros).
Actualmente hay unos 15 millones de bitcoins en circulación. Algunos economistas estiman que, debido a su número limitado, su precio tenderá a incrementarse a largo plazo y que por eso será más útil como moneda de almacenamiento de valores, como el oro, que como instrumento cotidiano.