Por Jorge Consuegra *
Cualquier día Javier Sierra, el autor de esta excepcional novela, acude al Museo del Prado, en Madrid, para solazarse frente a decenas de pinturas que desde pequeño le han causado admiración y un día, estando frente a uno de esos cuadros, se le acerca un hombre con quien entabla una interesante conversación sobre el origen de cada una de esas obras y los detalles que las conforman que son una serie de símbolos que habían quedado en los lienzos a modo de “pistas” y que solo, muchos años después, los investigadores se dieron a la tarea de descifrarlos.
Cada encuentro es una novedad para Sierra pero de pronto interviene un tercer personaje, alguien realmente enigmático que le advierte que deje de ver al Maestro del Prado, pues algo oscuro se esconde tras sus investigaciones. La trama es realmente especial que cautiva a los lectores no sólo por el suspenso que le imprime el autor, sino por la forma en que va mostrando cuadro a cuadro -a todo color en el libro- y va explicando cada símbolo escondido. EL NUEVO SIGLO habló con el autor.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo surgió la fascinación por el Prado?
JAVIER SIERRA:El “hechizo” del Prado me tocó desde la infancia cuando por primera vez visité el museo. Sin embargo, comencé a percibir el lugar desde una óptica diferente a partir del encuentro que tuve con el “maestro del Prado” en 1990, que se produjo tal y como cuento en mi novela. Un tropiezo inesperado con un anciano que me enseñó a leer el arte, no sólo a mirarlo. Aquella visita cambió mi vida.
ENS:¿Qué es lo que más llama la atención del visitante del museo?
JS:El lugar más concurrido del museo es la sala 12, donde se guardan las “Meninas” de Velázquez. Todo el mundo quiere ver ese cuadro, pero la mayoría ignora que la disposición de sus figuras esconde un talismán astrológico pensado en fomentar la fertilidad de la reina Mariana de Austria -de la que todos esperaban que naciera un hijo varón que continuara la dinastía de su anciano marido, Felipe IV-. También ignoran que el cuadro al que miran las Meninas, al frente, es el retrato de “Carlos V en la batalla de Mühlberg”, de Tiziano, que esconde otro poderoso talismán. La mano del emperador sostiene una lanza que se ha identificado con una apreciada reliquia de su familia: la lanza de Longinos, la que según la leyenda atravesó el costado de Cristo en la cruz y daba poder omnímodo a quien la poseyera. ¡Todo es magia allí!
ENS: ¿Cómo apareció la idea de escribir un libro sobre búsqueda de claves para entender ciertos cuadros del Prado?
JS:Hace diez años escribí una novela sobre las claves que Leonardo da Vinci ocultó en su célebre mural de “La Última Cena”. Entonces descubrí que ese cuadro se inspiraba en textos apócrifos y prohibidos, algunos de procedencia cátara, que fue una secta exterminada aparentemente en el siglo XIII. Y quise saber si textos de esa clase o los mismos habían inspirado a otros pintores. Entonces descubrí que sí y que las pruebas estaban en el Museo del Prado.
Una aventura por el arte
ENS: ¿El señor Fovel es una disculpa para armar una trama de curiosidad y suspenso?
JS:No, Fovel existió. Ese tropiezo se produjo. Y mi obra es fruto del desconcierto que causó aquel encuentro. Si ahora he decidido novelarlo es porque creo que la novela tiene más fuerza, es más eterna, para narrar esta clase de encuentros “fortuitos”.
ENS: ¿El enigmático señor X que visitó a Marina es una opción para "amarrar" al lector hasta el final de su obra?
JS:Esa parte es más literaria. Héroe y antihéroe son elementos que deben estar en toda narración pero le diré algo, el señor X representa obstáculos e incomprensiones reales que he sufrido en todos estos años de búsqueda del “maestro” y sus enseñanzas.
ENS:¿Marina es un ingrediente femenino vital en toda novela?
JS:Marina existió. Y se llama así. Fue una muchacha de la que estuve perdidamente enamorado en aquellos años de universidad, pero que nunca me correspondió. Le perdí la pista después. Quizá ahora lea la novela y sonría como la Gioconda.
ENS: ¿Lo angelical en Lucía Bosé y su compañero ayuda a entender más a estos seres especiales, los ángeles?
JS:Quiero creer que sí. Lucía Bosé es una mujer muy especial, que me recibió en su casa como una mamma italiana amorosa y preocupada por mi búsqueda, y me hizo ver cosas en el arte que hasta ahora me eran desapercibidas. Hay mucho ángel y alma en cierta clase de pinturas.
ENS: ¿Logró el objetivo de cautivar a sus lectores con una trama casi detectivesca?
JS: Eso lo deben decir los lectores. Yo sólo les he contado una historia que tiene más de realidad que de ficción…La vida es más increíble siempre que la novela.