La mayor asociación mundial de defensa de los animales, PETA, aplaudió la "valentía" de una activista que saltó a la plaza de toros de Málaga, en el sur de España, para reconfortar a un toro antes de su muerte.
Virginia Ruiz, una española de 38 años, saltó el viernes las barreras de la plaza de La Malagueta frente a miles de espectadores para precipitarse sobre el animal, que yacía herido en el suelo antes de la estocada final.
La mujer fue después evacuada de la arena bajo los abucheos de los aficionados que agitaban sus pañuelos blancos en señal de protesta, según un vídeo realizado por un grupo anticorrida local.
"Por saltar al ruedo de La Malagueta para consolar a un toro en agonía el 14 de agosto, Virginia Ruiz recibirá el Reconocimiento Héroe para los Animales a manos de People for the Ethical Treatment of Animals", anunció la ONG en un comunicado difundido en España.
"Virginia demostró una gran valentía y compasión cuando saltó al ruedo", afirmó Mimi Bekhechi, directora de PETA Reino Unido, citada en el comunicado.
"Ojalá su acto compasivo le dé a los ciudadanos una nueva perspectiva respecto al espectáculo arcaico y vergonzoso que son las corridas de toros", agregó, pidiendo al gobierno español que ponga fin a la fiesta.
Ruiz explicó al canal de televisión español Telecinco que su primera intención había sido filmar la crueldad de la tauromaquia, pero que finalmente no pudo evitar saltar al ruedo al oír al toro gemir.
"Quería darle amor antes de que partiera de este mundo", afirmó esta activista que se expone a una multa de 6.000 euros por su gesto.
"Yo represento a la mayoría de la población española que se avergüenza de ser asociada con esta crueldad espantosa. Esto no nos representa. En España hay más que solo corridas de toros", aseguró Ruiz, citada en el comunicado de PETA.
La corrida es objeto de un creciente desinterés en España, especialmente entre los jóvenes, según los sondeos, pero tiene aún numerosos aficionados que veneran a los pricipales diestros.
La región de Cataluña, en el noreste del país, prohibió las corridas en 2012, siguiendo el ejemplo de las Islas Canarias que lo habían hecho en 1991.