Se produce generalmente por la aparición de un tumor benigno en la hipófisis, localizado en el cerebro, que causa una producción excesiva de la hormona del crecimiento y provoca el agradamiento de muchas partes del cuerpo, como las manos, los pies, cambios en los rasgos faciales, crecimiento de los huesos y de los órganos internos como el corazón, las vísceras, el hígado, entre otros.
La acromegalia se presenta en la población adulta, tanto en hombres como mujeres, y se da frecuentemente entre los 20 y 50 años. Cuando esta patología se evidencia en niños o adolescentes (antes de terminar la etapa de crecimiento) se denomina gigantismo.
Esta enfermedad tiene en su inicio síntomas que se confunden con los de otras patologías, su desarrollo es lento por lo cual se dificulta su diagnóstico. “La mayoría de los estudios muestran que en promedio un paciente con acromegalia dura ocho años entre el momento en que aparecen los síntomas, hasta que se hace el diagnóstico cuando los cambios físicos se hacen evidentes”, afirmó Amanda Reyes de Barrera, miembro de la Junta Directiva de la Asociación Colombiana de Pacientes con Acromegalia y Gigantismo (ACPA).
“Una de nuestras actividades es informar a la población en general sobre esta enfermedad rara para que el diagnóstico no sea demasiado tarde; en mi caso, fui diagnosticada con acromegalia 25 años después, cuando ya tenía casi todas las complicaciones, por eso quiero hacer un llamado hoy para que todos conozcan los principales síntomas de esta patología y acudan inmediatamente a su médico para que los remita a un médico endocrinólogo y luego de su diagnóstico, se inicie el tratamiento correspondiente según el caso”, agregó Amanda Reyes de Barrera.
“El diagnóstico tardío conlleva a un deterioro mayor de la calidad de vida de los pacientes, desmejorando en sus aspectos físicos, sociales y de salud mental, lo cual influye en todo su entorno familiar y que además puede disminuir su expectativa de vida hasta en 15 años”, afirmó por su parte Luz Marina Vélez, fundadora y directora de la Fundación Vivir Creciendo.
Signos y síntomas
Agrandamiento de manos, pies, labios, nariz, lengua, voz grave, dolores articulares, síndrome del túnel del carpo, fatiga, dolor de cabeza frecuente, pérdida de la visión, diabetes, hipertensión, sudoración excesiva, apnea del sueño, piel gruesa, áspera y grasa, y cambios sistémicos de los órganos internos, son algunos de los posibles signos y síntomas de la acromegalia.
Esta enfermedad puede tener consecuencias graves para la salud como: la alteración del metabolismo de la glucosa, presión arterial alta, aumento del riesgo de la enfermedad cardiaca y artritis. “Si la Acromegalia no se detecta a tiempo puede traer complicaciones como el aumento del riesgo de infarto cerebral y del corazón o a su vez podría ser un precedente para cáncer y diabetes mellitus”, agregó Luz Marina Vélez.
Diagnóstico y tratamiento
La Acromegalia se puede diagnosticar con un análisis de sangre que mide los niveles de IGF-1 (factor de crecimiento insulínico tipo 1) y GH (hormona de crecimiento). De igual forma, el médico realiza una resonancia magnética (RM) para determinar la ubicación y el tamaño del tumor. Una vez detectada la acromegalia se puede proceder de tres formas: cirugía para extirpar el tumor, tratamiento farmacológico o con radioterapia, como última opción.