Enclavado en una antigua base estadounidense a la entrada del Canal de Panamá, el Museo de la Biodiversidad abrirá sus puertas en el primer semestre de 2013, una mezcla de arte y ciencia en la primera incursión del arquitecto canadiense Frank Gehry en América Latina.
Un amasijo de hierros y acero empieza a levantarse en lo que, antes de que el Canal pasara a manos panameñas en diciembre de 1999, fuera la base militar de Amador, frente a la bahía de la capital.
Techos superpuestos, formas geométricas de ángulos diversos y una combinación de colores (celeste, amarillo, naranja, rojo) dan vida a una edificación moderna, como los museos Guggenheim de Bilbao (España) o el Frederick Weisman de Minneapolis (Estados Unidos.
Gehry, de 83 años y cuya esposa es panameña, está al tanto del avance de la obra a través de su equipo en Estados Unidos, que todas las semanas, desde Los Ángeles, realiza teleconferencias con su contraparte panameña.
"Es un proyecto realmente único. Es el primer edificio de Frank Gehry en América Latina. Es cuestión de meses que vamos a tener un museo", destacó a la AFP Alejandro Ferrer, presidente de la Fundación Amador, a cargo de administrar y ejecutar el proyecto.
Según sus promotores, el museo conjugará el diseño artístico del edificio con sus exposiciones, que mostrarán la biodiversidad de Panamá y América Latina, y la importancia del surgimiento del istmo panameño como unión del continente americano.
"La diferencia con otros museos es que éste tiene un pie en el mundo del arte y otro en el mundo de la ciencia. Te contará una historia que compartimos todos los que estamos en este planeta y tiene que ver con nuestra evolución como seres humanos", dijo a la AFP la coordinadora de comunicaciones del museo, Margot López.
Al principio abrirán cinco de las ocho salas que deberán funcionar a más tardar un año después de la inauguración del museo, que también tendrá exposiciones temporales y un parque botánico.
Las primeras en abrir serán "Galería de la biodiversidad", "Panamarama" (teatro de 10 pantallas con los ecosistemas panameños), "El puente surge" (formación del istmo), "El gran intercambio" (migración en el continente tras el surgimiento de Panamá) y "La huella humana" (historia de la sociedad panameña).
Luego funcionará un acuario que mostrará la diferencia entre los océanos Pacífico y Atlántico, una sala que enseñará cómo interactúan las especies en la selva húmeda tropical y un espacio tecnológico denominado "Panamá es el museo".
Según Ferrer, el museo tiene un costo que supera los 90 millones de dólares, de los cuales 64 millones corresponden a la construcción del edificio, cuyas obras tienen un avance del 85%. Las exhibiciones que se montarán están "muy adelantadas", agregó.
Los impulsores del proyecto esperan unas 600.000 visitas al año -la entrada costará 15 dólares para extranjeros y 10 para los panameños-, con descuentos para jubilados y estudiantes.
El museo, que podría generar 2.000 empleos indirectos, comenzó a fraguarse en 2001, pero una mala proyección de tiempo y costos retrasó su inauguración, según Ferrer.
"Estamos haciendo una obra de arte arquitectónica con técnicas y procedimientos de construcción nunca antes vistos en Panamá" por lo que "ha tomado mucho más tiempo", justificó Ferrer.
En sus escasos 75.000 km2, Panamá cuenta con más especies de aves, mamíferos, reptiles y plantas que Estados Unidos y Canadá juntos. Sólo la isla de Barro Colorado, en el Canal, tiene más especies de plantas que toda Europa.
"Es un museo que busca generar pensamiento crítico a partir de una experiencia muy sensorial. No busca, para nada, mandar sermones. Lo que busca es que descubras las cosas por tus propios medios", dijo López.
AFP