Por Emilio Sanmiguel
Especial para El Nuevo Siglo
En el viejo continente los festivales, como Salzburgo o Bayreuth, son una celebración de la tradición y casi no hay que mover un dedo para que la boletería se agote en horas. En Colombia sirven para ponerse al día, para saber qué pasa en el mundo, qué hace el vecino y, claro, son un termómetro de la realidad cultural, pero, llevar el público es una faena titánica que exige invertir sumas millonarias en publicidad y prendérsele al primer santo que pase -Santa Laura de Jericó por razones nacionalistas o Santa Rita de Casia abogada de imposibles- para que la empresa no naufrague.
Por eso los organizadores de la tercera edición del Festival Impulsos Danza y cuerpo hoy, están más locos que la cabra de Gandhi. Porque organizar aquí un festival de danza moderna es más riesgoso que irse de camping a la selva. Afortunadamente quedan locos como el Teatro Nacional y L’explose…
¡Ah! Olvidaba decir que también sirven para sacudirse o… sacudirnos y para sacar telarañas de la cabeza porque vivimos en un país que, en materia de danza moderna, y de danza en general, no ha llegado ni a La consagración de la primavera de principios del siglo XX; pero el asunto tiene sin cuidado al Estado… qué desencanto debieron sentir los organizadores al constatar la ausencia de la ministra, en la noche inaugural, porque no basta con girar un cheque de patrocinio y salir del problema.
Con ministra o sin ella, el festival avanza con balances diversos: unos espectáculos han recibido el apoyo del público que casi ha agotado el aforo de las salas, otros no. Por supuesto, unas propuestas salen mejor libradas que otras, eso es natural. Cinco reseñas a continuación.
¡Bon appétit! de LA HALTE-GARDERIE
Francia / Estados Unidos · Jueves 23, 8:00 p.m. Casa del Teatro
Coreografía: Johan Amselem
La obra con mayor acogida del público y la que más polémica desató en los corrillos. Curiosa y afortunadamente el objeto de la polémica no fueron los desnudos en el escenario, sino la coreografía misma, porque en materia de desnudos en escena, Bogotá está tan atrasada que ni siquiera vio ¡Oh Calcuta! en los 60’s, y lo que se ha adelantado ha sido por el Iberoamericana de Teatro, de lo contrario seguiríamos patinando entre las comedias que por ahí se siguen haciendo y el teatro de compromiso social que también sobrevive.
Ni tanto que queme al santo, o a la santa, ni tanto que… pues por una parte le apuestan a lo que por fuera no es motivo de escándalo: que los cuerpos de los bailarines no necesariamente son perfectos y algunos distan muchísimo de serlo y, por otra, a la eliminación de fronteras de género y convencionalismos. Ahora, es verdad que los bailarines, en materia técnica son desiguales y que el ritmo coreográfico tiene altibajos, pero también lo es que hay momentos de honda expresividad y diseño coreográfico precioso.
El mar sin nombrede Estantres
Colombia / Costa Rica · Sábado 25, 6:00 p.m. Casa del Teatro
Coreografía: Vivian Medina
Demasiados lugares comunes y demasiado existencialismo de la coreógrafa con las retahílas de verbos en infinitivo y sustantivos sin sentido que, difícilmente, pueden ser tomados en serio. Como la obra carece de una música original, el asunto se resuelve con canciones, una detrás de otra con silencios que rompen la posible continuidad del discurso. Una pieza más apropiada para un evento amateur que para un festival. Las condiciones de las bailarinas bastante limitadas, hay que decirlo.
Middlesexde DANZA CONCIERTO
Colombia · Sábado 25, 8:00 p.m. Teatro Municipal
Coreografía: Peter Palacios
En la propuesta de Peter Palacios no hay que pasar por alto su experiencia al conseguir llenar el escenario del Municipal con 3 bailarines y dos músicos; pero no debe extrañar porque está habituado a batallar con el imposible escenario del Metropolitano de Medellín.
Un espectáculo de mucha categoría en todo sentido. La selección musical con obras de Bach interpretadas en vivo y con corrección por el pianista Juan David Mora y el chelista Juan Pablo Valencia (hacia el final el instrumento andaba mortalmente desafinado); la hábil escenografía y el formidable vestuario. Sin embargo, ante el protagonismo del vestuario de la figura central, Luis Viana, y el manejo tan atinado del mismo, la repetición de los mismos afectos a lo largo de la coreografía terminó siendo repetitiva y fatigante.
Inexplicable, en cambio, que Palacio no haya utilizado más las extraordinarias condiciones dancísticas de Federico Zapata: de los tres bailarines el de mejores extensiones, más fluidez de fraseo y musicalidad en el movimiento.
Yo antes, es ahorade Tumakat
Méjico · Martes 27, 8:00 p.m. Auditorio Gilberto Alzate
Coreografía o dirección: Luis Biasotto
La falsa idea de que la obra es una «improvisación» no funcionó, y si a ello se agrega la presencia de apenas una decena de espectadores para una propuesta «interactiva», no hay que hacer muchos raciocinios para entender el fracaso de una idea de la que apenas funciona una divertida propuesta de movimientos a la manea de una resonancia. Por lo demás, poco para rescatar.
Materia materialde Corpuslab
Colombia · Miércoles 28. 8:30 p.m. Casa del Teatro
Coreografía: José Flórez
En conjunto un espectáculo hermoso, que sabe echar manos de recursos de multimedia con acierto. Los puentes entre unas escenas y otras no están completamente resueltos por el coreógrafo, que supo explotar a tope sus personales condiciones dramáticas y dancísticas y sus extensiones.
La parte final, con la aparición de un importante número de personajes que se mimetizan con el protagonista y luego le hacen el centro de atención para agredirle es todo un logro dramatúrgico.