Dicen que los libros son un tesoro, pero ¡hay libros que son verdaderas obras de arte!. Así es la colección de la Sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Luis Ángel Arango, donde se encuentran 25 libros de artista, objetos únicos que son una muestra excepcional de la simbiosis entre imagen y palabra, y entre distintas técnicas pláticas.
Un libro de artista tiene características especiales, lo primero que se debe tener claro es que no se trata de un libro de lectura, ni de un libro ilustrado o de imágenes. Es una práctica del arte contemporáneo que provoca un encuentro íntimo con el espectador, para la cual se emplean diferentes técnicas artísticas que pueden ir desde las más tradicionales como el óleo o la acuarela, hasta otras más experimentales como la holografía y la electrografía, entre otras. Su característica principal y particular es que, aunque es una obra de arte única, su razón de ser radica en que su espectador pueda manipularla, observarla y leerla.
“El "libro de artista", en el sentido literal de la expresión, tuvo su origen –así convienen expertos como Johanna Drucker o Anne Moeglin-Delcroix– en publicaciones de principios del siglo XX como Un coup de dés de Stéphane Mallarmé, y también en los experimentos de los futuristas italianos y rusos. Desde entonces, el artista no sólo ilustra el libro, sino que se apropia de él, convirtiéndolo en obra de arte y siendo, por tanto, su autor o coautor”, explica el curador de arte Guy Schraenen.
Como parte de su colección documental la BLAA cuenta con 25 libros de artista que, dadas sus características y valor plástico, se custodian en la Sala de Libros Raros y Manuscritos. Por razones de preservación de estos documentos históricos y patrimoniales, la colección de libros de artista se presta únicamente para consulta en la sala y no se puede fotocopiar. Para tener acceso a estas obras los usuarios deben presentar una carta —preferiblemente de una institución académica, educativa o cultural a la cual pertenezca en calidad de investigador—, en la que se informe el objetivo de la consulta y el tema de estudio.
“Es en realidad un trámite muy sencillo, pero necesario para garantizar la correcta manipulación de estos libros tan particulares. Es indispensable, además, que los usuarios utilicen guantes de latex o algodón cuando interactúen con ellos, para garantizar su preservación”, explica William Monroy, responsable de la Sala.
Entre los libros de la colección se encuentra: Instantes helados de Karen Barrera, Dreams of butterfly / Chuang Tsu, Veinticuatro historias, diez noches y un mesero extraño de Tatiana Córdoba, Redes de Fernando Cruz Flórez, Baucis de Viviana Díaz, Héroe plástico de Jaime Ferrer, Kings cross: Sydney 2007 de Paola Gaviria Silguero, 051272 de Emiliano Hernández Santana, Feria Congelada, Check, Saca la cabeza y respira, • Las pequeñas cosas vuelven a ser insignificantes y Poética involuntaria de Catalina Jaramillo Quijano.
Además de obras como el Desierto de Gunnar Kaldewey, Gente Peluda de Mario León, Cosas de Viaje de Kevin Simón Mancera Vivas, Guía de viaje de Carolina Martínez Marín, El siroco de la tarde de Willy Ramos, con poémas de Robert C. Morgan y Epílogo de Juan Manuel Bonet, Mester de ceguería y otros poemas de Juan Manuel Roca, grabados de Antonio Samudio, Alberto Rincón, Samy Benmayor, Anatomía de Andrea del Pilar Santana Wilches, Patrones de Catalina Uribe, Planisferio: cuerpo inscrito, plano cerrado, claro personaje (no tan claro) de Angélica María Zorrilla, Del 1 al 0 de Angélica María Zorrilla, y A.n.x.i.e.t.y. : drawings + texts de Juan Zorrilla.