Los cultivos de hoja de coca aumentaron 39% entre 2013 y 2014 en Colombia, pasando de 85.000 hectáreas a 120.000, según un informe oficial estadounidense citado por medios colombianos.
Los departamentos con mayor aumento de área sembrada de coca fueron Nariño (suroeste) con 162% de incremento, Putumayo (suroeste) con un 59%, Norte de Santander (noreste) con un aumento de 28% y Antioquia (noroeste), con un incremento de 95%, señala el estudio.
Las cifras pertenecen a un informe de la Oficina Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca, cuyas conclusiones fueron adelantadas en una carta de la embajada colombiana en Washington al presidente Juan Manuel Santos, publicada por el medio electrónico colombiano La Silla Vacía.
En Nariño, el departamento de mayor área de siembra con 23.500 hectáreas, "los mayores incrementos en el cultivo se dieron en zonas que comprenden reserva indígena y en la franja de protección acordada con Ecuador, en los dos casos, áreas donde actualmente no se realiza fumigación aérea", indica la carta.
Colombia, primer productor mundial de cocaína junto con Perú, recurre desde hace décadas a aspersiones aéreas con pesticida a base de glifosato, en el marco de un plan de lucha antidrogas financiado por Estados Unidos, que ha sido cuestionado en la última semana.
El ministerio de Salud colombiano recomendó "suspender de manera inmediata" las aspersiones, luego de la advertencia emitida recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que clasificó el glifosato, uno de los herbicidas industriales más usados en el mundo, como "cancerígeno probable".
Del otro lado, el ministro de Defensa insiste en que las investigaciones sobre los efectos del glifosato "no son concluyentes", y que el producto es necesario para evitar el aumento de los cultivos de coca.
Entre 2000 y 2007 Colombia aplicó un fuerte programa de erradicación de cultivos ilegales en la frontera con Ecuador, que fue denunciado por Quito y que llevó a la suspensión de la aspersión aérea en las cercanías de la zona limítrofe hace un par de años, por los problemas de salud que afectaron a la población y sus cultivos.
Por otro lado, el gobierno y la guerrilla comunista de las FARC, que negocian un acuerdo de paz desde hace más de dos años, acordaron en La Habana la necesidad de apoyar la sustitución de cultivos, recurriendo a la erradicación manual.