Cuidado con celebrar disparando al aire | El Nuevo Siglo
Miércoles, 31 de Diciembre de 2014

La Policía Nacional  ofrece $2 millones para quien brinde información que permita evitar lamentables consecuencias, intervenir para incautar armas que estén en manos de personas en estado de embriaguez o acompañadas de un porte ilegal, así como ubicar a los responsables de los disparos al aire.

Estudios de balística realizados por la Policía Nacional evidenciaron que no hay forma de controlar o definir la trayectoria y alcance de un proyectil disparado deliberadamente al aire. La condición atmosférica, el viento y hasta la temperatura, alteran el curso de cualquier bala pero no disminuyen su peligrosidad. Todas son potencialmente mortales.

Frente a una realidad que infortunadamente ha acompañado algunas celebraciones irresponsables en fin de año, la Policía Nacional hace una invitación al desarme, a no acompañar las festividades con armas de fuego y licor. Así mismo, las diferentes unidades intensificarán los registros a personas y los planes para decomisar este tipo de artefactos presentes en 73% de las muertes que se presentan en el país.

En el año se han atendido 247 casos cuyas causas son comúnmente denominadas como balas perdidas, una reducción de 21% frente a los conocidos en 2013. La disminución en el número de lesionados es de 16% (219 en 2014 - 258 en 2013). Son 11 las vidas salvadas por este aspecto, gracias al aviso oportuno de la ciudadanía y la reacción de los cuadrantes de policía (De 49 muertes el año anterior se pasó a 38 en 2014).

Pruebas físicas revelan que una bala de pistola o revólver pesa en promedio entre 8,5 y 10 gramos. En el momento de la activación, sale del cañón a velocidades de 250 a 340 metros por segundo, alcanza una trayectoria cercana a los 400 metros, y termina su recorrido a 120 metros por segundo. Velocidad suficiente para atravesar cualquier parte del cuerpo, incluso el cráneo, considerado como el hueso más duro, que se perfora con artefactos que impacten a 60 metros por segundo.

La peligrosidad de un proyectil aumenta si se tiene en cuenta que todos hacen un movimiento parabólico, no es posible dimensionar su alcance real ni el lugar de caída, un roce es un factor suficiente para cambiar el curso y aunque se intente disparar en ángulos de 80 y 90 grados, la dirección final es impredecible.

La reciente Ley de Seguridad Ciudadana tipificó como delito la acción de disparar al aire, se lee en la norma: "Quien dispare armas de fuego sin que obre la necesidad de defender un derecho propio o ajeno contra injusta agresión actual o inminente e inevitable de otra manera, incurrirá en prisión de uno a cinco años, así como la cancelación del permiso y la imposibilidad por 20 años de obtener dicha autorización".

En 2014 la Policía Nacional ha capturado a 64 personas por disparar indiscriminadamente al aire, y se ha incautado de 31.128 armas de fuego, más de 20% ubicadas en escenarios de multitudes, de comercio y consumo de licor.