Cuatro preguntas | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Noviembre de 2011

 

Expertos abogados internacionalistas tienen cuatro preguntas sobre lo que el ex presidente Uribe le dijo a la oposición venezolana en los salones del hotel Dann Carlton, de la 94 con 19, en el norte de Bogotá, que constituye un ácido cuestionamiento al manejo que le da el gobierno Santos a las relaciones con Chávez: 1) ¿Lo haría como miembro que es por derecho propio de la Comisión de Relaciones Exteriores? 2) ¿Lo haría en su calidad de ex presidente de Colombia o como el mejor enemigo de Chávez? 3) ¿Será que concurre a la próxima reunión de la referida comisión asesora? 4). ¿Le planteará este tema tan espinoso, cara a cara, al presidente Santos?

 

Llamar y no responder. ¿Por qué el ex presidente Uribe no le pasa al teléfono al presidente Santos? Los “uribundos”, calcando el modelo de su jefe, no responden directamente y ponen sobre la mesa esos interrogantes:

1) ¿Quién se iba a imaginar que en la pasada campaña presidencial, el doctor Santos dijo una y otra vez, en distintos escenarios, que de ser elegido Presidente, designaría gustosamente como Ministro de Defensa al doctor Uribe, pero cambió de opinión y le entregó todo el protagonismo a los más acérrimos contradictores de Uribe: Germán Vargas Lleras, Juan Camilo Restrepo y Rafael Pardo Rueda?

2) ¿Quién se iba a imaginar que Santos, adversario personal del coronel venezolano, le daría toda la preeminencia internacional a Chávez, el más enconado enemigo de Uribe?

 

Los huevitos. Se preguntan igualmente los “furibistas” ¿cuáles huevitos le estará cuidando el doctor Santos al doctor Uribe? ¿Quién esperaba que en su discurso del 7 de agosto de 2010 el nuevo Mandatario anunciara el ingreso del Liberalismo a su naciente gobierno? ¿Cómo se podía esperar que Santos terminara apoyando la famosa Ley de Víctimas, pero como liberal? ¿Qué le ocurrió al actual Presidente para terminar reunido en pequeño comité cambiando la terna de candidatos para la elección de Fiscal General de la Nación?

 

Más hechos inimaginables. Los uribistas reconocen que jamás pensaron que el sucesor de su líder acabaría reconociendo la existencia de un conflicto armado en Colombia, cuando (siendo Ministro de Defensa) siempre habló del gran desafío terrorista, y su mentor negó en todos los escenarios que en el país hubiera tal conflicto.

Plantean, además, los amigos del ex presidente: ¿Cómo se puede entender que Santos le devolviera a Hugo Chávez, con todo un portafolio de secretos, al confeso narcotraficante venezolano Wallid Makled para encargarse de silenciarlo?

¿Quién puede creer que se capture al guerrillero apodado “El cantante”, miembro de las Farc, y Chávez no lo quiera extraditar a Colombia?

Y finalmente, como para que no quepa duda, Santos termina redactando una Ley de Víctimas, dejando desfinanciado el Fondo para la Seguridad Democrática.

Con el anterior panorama, Santos se propone visitar a su nuevo mejor amigo Hugo Chávez, para darle el último empujón a su nueva reelección como presidente de la República Bolivariana.