Cuarto mandato de Merkel | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Septiembre de 2017
  • Planificación y liderazgo probados
  • Una defensora a ultranza del orden

 

En el año 2015 los medios de comunicación informaron del triunfo electoral de Ángela Merkel, destacando que era la primera mujer en gobernar por elección popular a Alemania. Han pasado 12 años desde entonces y su popularidad sigue intacta, pese a que en numerosas oportunidades ha tomado trascendentales y difíciles decisiones, como la de abrir las fronteras a los desplazados de los países árabes. Las razones de esa política audaz de la “mujer más fuerte de Europa y el mundo” se fundamentan, por ejemplo, en la necesidad de llenar los puestos de trabajo vacantes que los alemanes rehúsan. En medio de la crisis económica del bloque comunitario, las finanzas de Alemania continúan siendo las más estables de Europa. Ello explica mucho el porqué de la lealtad de un electorado entusiasta y reflexivo como el teutón.

Alemania durante los mandatos de Merkel se ha consolidado como el eje financiero de la Unión Europea. También ha sido la promotora de las  medidas de ajuste en los países con rezago fiscal, las mismas que a la larga han dado resultado.

El concepto de poderío en la Alemania de hoy tiene que ver con el potencial tecnológico, económico y cultural. Se ha negado a rearmarse y toma prudente distancia de la intervención militar de las potencias en el Medio Oriente y otras latitudes. Quizá, por lo mismo, la diplomacia de Berlín sigue catalogada entre las mejores del mundo. Se esfuerza en la política internacional de cumplir su palabra y facilitar el dialogo y la negociación objetivas y útiles.

En lo interno, el gobierno Merkel se esfuerza por hacer cumplir la ley y mantener el orden, así como en defender el medioambiente y la calidad de vida de los alemanes. Prodiga estímulos a las universidades y procura incorporar a los jóvenes al desarrollo. Objetivo este que le viene a Merkel desde cuando estudiaba física, carrera en la que se graduó con honores. También ha reforzado los estímulos para hacer la vida más grata y segura a la tercera edad.

Como Canciller es, sin duda, la mujer que lleva más tiempo en el poder en Europa. Va por el cuarto mandato, hazaña que apenas cumplieron Konrad Adenauer y Helmut Kohl. Sus avances políticos van al ritmo de un discurso conservador y moderado, que rechaza la retórica emotiva y se limita a lo concreto. Pese a los atentados terroristas del yihadismo, su concepto de seguridad interna es eficiente.

Alemania, si lo quisiera por la sofisticada tecnología y su industria, podría convertirse en la primera potencia militar de Europa, algo que Merkel no busca por cuanto estima que su política de entendimiento y convergencia con todas las naciones le garantiza la paz, en tanto cumple con la Otan en los planes defensivos de la región. De esta forma la Canciller encarna el ideal de estabilidad que valoran muchos electores alemanes. No en vano en el 2015 la revista Time la escogió como “la mujer más poderosa del mundo".

Siendo la jefa natural de la centro-derecha alemana, se distingue por su política de llevar a cabo cambios graduales, sin dejarse presionar por los extremistas de izquierda o derecha. Igual que por el respeto a todos los credos y las reglas de juego en el trato con las regiones. Mantener la casa en orden es su obsesión.

Algunos le reprochan que en su juventud en Alemania Oriental no hubiese figurado entre los contestatarios de la oposición, pero cuentan sus amigos de entonces que estaba concentrada en sus estudios. Pero su amor por la libertad le viene, precisamente, de haber conocido la opresión asfixiante del sistema comunista y el deplorable atraso en el que este sistema sumió a esa parte de Alemania.

Hoy las encuestas muestran que no tiene quién le dispute las mayorías del pueblo alemán en los comicios legislativos de este domingo. Pese a un ligero aumento de la extrema derecha, se da por segura su victoria en las urnas y el arranque de un cuarto mandato con un aval político fuerte que lleva un mensaje claro y contundente: confirmar el rumbo y la timonel.

 

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