Una tormenta política se desató con la exigencia de los presidentes de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) de que se invite al Gobierno cubano a tomar parte de la VI Cumbre de las Américas preparada para reunir a 34 países en Cartagena el 14 y 15 de abril de 2012.
Pero además el tema se complicó cuando el vocero estadounidense del Departamento de Estado para América Latina Willian Ostick sostuvo que “la Cuba de hoy de ninguna manera cumple con el umbral de participación” en la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyos miembros son los que han de acudir a la Cumbre.
Así, Colombia, para cuya política exterior la realización de la Cumbre es un símbolo de su nueva ubicación internacional, quedó en medio de la vieja tensión de Estados Unidos con Cuba, heredada por Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia. No hay que olvidar que ALBA surgió como contrapeso al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que no fue ni más ni menos que un fallido intento norteamericano de expandir el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá al resto de los Estados del continente, excluyendo precisamente a Cuba.
De ahí que cabe preguntarse ¿cuál ausencia en la Cumbre le puede pesar más a Colombia, Cuba o Estados Unidos?
Estados Unidos
La declaración de Ostick es premonitoria. Barack Obama no se sentará en la misma mesa con Raúl Castro. Y no por nada personal. El presidente norteamericano es lo suficientemente liberal como para arriesgarse a hacerlo. Pero no en plena época electoral. Máxime cuando ya está visto que los precandidatos republicanos no dieron la talla y Obama bien puede irse acomodando para pasar otros cuatro años en la Casa Blanca.
Así que una foto de Obama con Castro en Cartagena no será desaprovechada por los disminuidos republicanos, especialmente en zonas como Florida, donde los exiliados cubanos califican al mandatario norteamericano de “comunista” sin ningún remordimiento.
De modo que si Cuba va a la Cumbre, es probable que la delegación de Estados Unidos la encabece la secretaria Hillary Clinton o alguien de menor rango. Situación compleja para el presidente Juan Manuel Santos como anfitrión del certamen continental.
Cuba
En 2009 la OEA revocó por consenso y sin condiciones la exclusión de Cuba del organismo, decretada en 1962.
Y sin embargo, el Gobierno isleño, a través de un comunicado, declaró entonces que “Cuba no ha pedido ni quiere regresar a la OEA, llena de una historia tenebrosa y entreguista, pero reconoce el valor político, el simbolismo y la rebeldía que entraña esta decisión impulsada por los Gobiernos populares de América Latina”.
La resolución de 2009 dejó claro que la participación de Cuba en la OEA “será el resultado de un proceso de diálogo iniciado a solicitud del Gobierno de la República de Cuba y de conformidad con las prácticas, los propósitos y principios de la OEA”.
Por eso, ayer la canciller María Ángela Holguín comentó que hoy en La Habana con su colega Felipe Pérez “tenemos muchos temas de qué conversar”, pero que va a “aprovechar para conversar sobre lo que plantearon los presidentes de ALBA” porque “yo creo que oír a los cubanos es muy importante”.
“Vamos a mirar con Cuba qué tanta intención tiene de estar en la Cumbre y eso es lo que quiero conversar con ellos”, reiteró Holguín, precisando que ya se había comunicado con Nicolás Maduro y Ricardo Patiño, sus homólogos de Venezuela y Ecuador, respectivamente, “y quedamos que cuando vuelva de Cuba vamos a conversar”.
“Ellos no han tomado una decisión todavía”, dijo, anotando que apenas “van a reunirse los cancilleres el día 14 en La Habana” para analizar el tema.
ALBA
Tras una proposición del presidente boliviano Evo Morales, la asistencia de los países de ALBA a la Cumbre quedó condicionada a que Cuba sea invitado.
La propuesta la realizó en la segunda jornada de la cumbre del ALBA en Caracas. La iniciativa fue respaldada por los mandatarios del bloque. “Si Cuba va, vamos, si no va, no vamos”, declaró Morales.
La misma posición asumió el gobernante ecuatoriano Rafael Correa: “Si Cuba no va, si no es invitada a esa Cumbre de las Américas, que ningún país del ALBA asista a dicha Cumbre”, sentenció Correa, apoyando la posición de Morales.
La ALBA está compuesta por Venezuela, Cuba, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Dominica, Antigua y Barbuda, países críticos con las políticas de Estados Unidos hacia la región.
El gesto de Morales y Correa fue agradecido por el presidente Castro, quien pidió una reunión del ALBA en La Habana para tratar el tema del cónclave de las Américas. “Quiero agradecerles a todos”, expresó.
Así, el mandatario venezolano Hugo Chávez se sumó a la iniciativa de Morales y Correa: “Si a Cuba no se la invita a la Cumbre de las Américas, consideremos no asistir a esa Cumbre”.
¿Cuál?
Sobre la posición norteamericana, Holguín se limitó a decir que es “completamente normal”.
Podría pensarse que es obvio que Santos preferiría la presencia de Obama en lugar de la de Castro, pero el asunto no es tan sencillo, debido a que el reparo provino de sus “nuevos mejores amigos” Chávez y Correa.
En otras palabras, será una tarea de fina filigrana diplomática poder salir airoso de la encrucijada. Quizás secretamente en la Casa de Nariño y en el Palacio de San Carlos estén cruzando los dedos para que el canciller Pérez reitere hoy la posición cubana de 2009: que no le interesa ingresar a la OEA ni estar en la Cumbre. Si eso fuera así, asunto arreglado.
Pero Holguín ha indicado que si Cuba confirma el anhelo de ALBA la invitación a la Cumbre es un tema que debe responder a un consenso y, seguramente, en caso tal, la veremos yendo a Washington a lograr ese beneplácito continental.