Cruzada contra la basura tecnológica | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Abril de 2016

En la medida que el mundo avanza en materia tecnológica crece la preocupación por los efectos que pueden causar los desechos en el medio ambiente, sumado a los que históricamente han dañado la tierra, el aire y en especial las fuentes hídricas.

 

En la medida que aparecen amenazas se incrementan las campañas para salvar al planeta, pero un amplio grupo de la humanidad parece indiferente, de ahí que a los mares vayan a parar toneladas de desechos, especialmente plásticos que tardan años y años en degradarse.

 

En Colombia se realizan campañas para recoger pilas, para que se proscriba el uso de bolsas plásticas, para que se detenga la tala de bosques, para que los cauces de los ríos no sean inundados con basuras, pero la tarea aún está lejos de hacerse.

 

Uno de los principales depredadores de los bosques han sido los narcotraficantes, quienes para cultivas la mata de coca o amapola talan miles de árboles y vierten a los ríos los desechos químicos del procesamiento del clorhidrato de cocaína.

 

Así mismo, los traficantes de madera se han convertido en una amenaza que combate a diario las autoridades.

 

Basura electrónica

La chatarra electrónica, desechos electrónicos o basura tecnológica pueden ocasionar graves impactos al medio ambiente y poner en riesgo la salud humana, si no es bien tratada.

Existen diversos daños para la salud y para el medio ambiente, generados por varios de los elementos contaminantes presentes en los desechos de basura electrónica, un grave problema ambiental.

El plástico PVC es también muy utilizado. Un celular móvil, por ejemplo, contiene entre 500 a 1.000 compuestos diferentes.

 

Estas sustancias peligrosas generan contaminación y exponen a los trabajadores en la fabricación de estos productos; también la colocación de este tipo de residuos en la basura, o al alcance de las manos de cartoneros es poner en riesgo la salud de las personas y del ambiente, debido a que contienen componentes peligrosos como el plomo en tubos de rayos catódicos y las soldaduras, arsénico en los tubos de rayos catódicos más antiguos, trióxido de antimonio, retardantes de fuego, etc.

Mientras el celular, el monitor y el televisor estén en su casa no generan riesgos de contaminación. Pero cuando se mezclan con el resto de la basura y se rompen, esos metales tóxicos se desprenden y pueden resultar mortales, muchos disponen de algún ordenador en casa y en el trabajo.

 

Aunque la vida útil de estos equipos se estima en diez años, al cabo de unos tres o cuatro ya han quedado obsoletos debido a los requerimientos de los nuevos programas y las nuevas versiones de los sistemas operativos.

 

Este constante desarrollo tecnológico sumado a la lógica del mercado, genera un permanente recambio de los artefactos eléctricos y electrónicos que se consumen de manera doméstica.

Los residuos electrónicos de los equipos informáticos generan una serie de problemas específicos. Por ejemplo, son tóxicos, debido a que incluyen componentes tóxicos como el plomo, el mercurio y el cadmio. También llevan selenio y arsénico, entre otros. Cuando estos compuestos son fundidos liberan toxinas al aire, tierra y agua. Otro problema es que suelen llevarse a los países del tercer mundo porque es rentable. Allí se convierten en receptores de esta contaminación.

 

En Colombia, en 2006 el Ministerio del Medio Ambiente propuso a los tres operadores móviles (Movistar, Tigo y Comcel-Claro) un convenio, de corte voluntario, para reciclar los celulares en desuso.

 

A pesar de que dos años después se vencieron los términos del acuerdo, las tres compañías continuaron con la recolección de los dispositivos móviles.

 

Uno de los obstáculos más grandes que debió sortear la campaña fue a nivel cultural. “El problema con Colombia es que no hay una cultura de reciclaje de los aparatos electrónicos, sino de reuso. Cuando ya no sirven, las personas suelen botarlos a la basura o ponerlos en un cajón, sin saber que estos pueden llegar a ser importantes contaminantes”, explicó Alfonso Gómez Palacio, presidente de Telefónica Colombia.

 

Estos aparatos se estaban acumulando en los rellenos sanitarios, y aunque al detal sólo expiden al ambiente pequeñas cantidades de tóxicos, en conjunto pueden llegar a ser muy peligrosos.

 

Adicionalmente, el reciclaje informal estaba creando otro problema, pues al separar la basura solían botar lo que no servía en alcantarillas o en la calle, creando más contaminación.

 

Colombia no cuenta con plantas que puedan realizar los procesos de reciclaje necesarios para este tipo de residuos, es por ello que todo el material que se recoge es transportado por un gestor, con quien los tres operadores tienen un contrato para que desde Colombia se envíen hacía dos destinos internacionales.

 

El material es llevado a México, donde es separado en metales, plásticos, partes electrónicas y batería. Luego se despachan hacia Estados Unidos, en donde son procesados en diferentes plantas.

 

Los plásticos y metales son fundidos para hacer parte de nuevos procesos que requieran ese material, mientras que las baterías son tratadas para hacer unas nuevas y los componentes electrónicos son tratados para utilizarse en nuevas partes.

 

Cómo cuidar el suelo

De otra parte, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), a propósito del Día Mundial de la Tierra, recordó que el 28% de Colombia alberga suelos sobreutilizados por cultivos y ganado o subutilizados.

 

La creciente escasez y contaminación del agua, la constante disminución de especies endémicas de ecosistemas frágiles, la tala indiscriminada de bosques y la polución del aire de las grandes urbes, son temas que a diario ocupan las páginas de los periódicos y que escandalizan a la población del Planeta.

 

La humanidad habla y pelea por preservar recursos naturales como el agua, el aire, la flora y la fauna, pero pocos se “rasgan las vestiduras” por defender al que le brinda alimento a los seres vivos; al que sirve de base para las infraestructuras humanas (viviendas, vías, edificios); al que regula el clima y las inundaciones; y al que es el hábitat de millones de organismos.

 

Se trata del suelo, un recurso natural no renovable que aporta servicios ecosistémicos clave para la vida del Planeta, y que en los últimos años se ha ido despertando de su silencio para exigir un mejor trato y respeto por su uso y vocación; una prueba de eso son los cada vez más constantes derrumbes y deslizamientos que se presentan en las montañas afectadas por la sobrecarga de ganado y donde los tupidos bosques fueron cambiados por frondosos cultivos.

 

Para evitar que este recurso esté condenado a la muerte y que se convierta en una “especie más en vía de extinción”, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, en conmemoración del Día Mundial de la Tierra, aconseja aplicar minuciosamente 30 prácticas y sistemas de manejo en los suelos de Colombia, los cuales no solo garantizarían su buen uso, sino una producción agropecuaria y forestal sostenible y amigable con el medio ambiente.