Las encuestas le atinaron a la persona, pero no dieron con los resultados. Aunque muchas decían que el polémico Donald Trump le iba arrebatar el Caucus a Ted Cruz, Iowa confirmó la tendencia de los días anteriores. Cruz ganó y calmó la pena del establecimiento republicano y la herida abierta de un mundo que veía lentamente el ascenso del magnate que recibe su primera bofetada en la carrera por la nominación de su partido.
Pero los sondeos casi fallan del lado demócrata. Un mano a mano entre Hillary Clinton y Bernie Sanders acompañó cada minuto de la larga noche en Iowa, demostrando que a pesar de la tormenta de nieve los electores salieron masivamente, participaron y los indecisos, hasta el último minuto, fueron determinantes en inclinar la balanza hacia Clinton cuando tan sólo faltaba escrutar el 4% de los condados.
Desde el comienzo del Caucus, que inició a las 8 de la noche de Bogotá, 7 horas de Iowa, los primeros resultados mostraban una leve ventaja de Clinton sobre Sanders y una tendencia que se hizo más grande a medida que subía el porcentaje de condados incluidos en los conteos partidistas.
Aunque las particularidades del Caucus se salieron con las suyas. Como se había anticipado, los demócratas, cuyo sistema de conteo es complejo, difícil y tal vez excesivamente abierto según algunos críticos, empezaron a evidenciar que el resultado final saldría unos minutos, casi media hora, después del de los republicanos.
Los republicanos, que cuentan con un sistema de voto secreto, concluyeron su primer Caucus con un Ted Cruz fortalecido, con el 27,7% de los votos, seguido de Trump con el 24,3% y un digno tercer lugar de Marco Rubio, con 23,1%.
Tan pronto se supo el resultado, Rubio salió a reconocer los resultados. Carismático y elocuente, demostró que este apoyo que logró en Iowa constituye lo que van a ser los siguientes estados: un mano a mano con un Rubio que, quizá, va ser empoderado por el establecimiento repúblicano. Trump, por su parte, no habló más de 4 minutos, alegando que Iowa no había sido un tropiezo y que salía de inmediato hacia Carolina del Sur para continuar su campaña.
Pero el gran triunfador de la noche del lado republicano fue Cruz. Estandarte de la ultraconservadora facción Tea Party y la derecha religiosa, Cruz coronó su ascenso en los sondeos desde inicios de mes y dio un duro golpe al millonario Donald Trump, quien lidera las encuestas nacionales por la nominación presidencial republicana desde junio pasado.
El abogado de 45 años tiene apenas tres años de experiencia en Washington como senador, pero su condición de 'rebelde' tiene éxito entre electores republicanos furiosos con el 'acomodado' sector del partido que no desea comprarse demasiados problemas con el presidente demócrata Barack Obama.
En su discurso, Cruz insistió en que el gobierno ha destruido la economía, limitó las libertades religiosas, dejó los derechos constitucionales "bajo asalto", aplasta a los estadounidenses con impuestos y además desea sacarles sus armas.
Exasperado, el veterano senador John McCain, candidato presidencial republicano en 2008, calificó a Cruz y a otros legisladores del Tea Party como los "loquitos de la derecha".
En momentos en que Trump decidió elevar más el tono y bajar aún más el nivel de sus declaraciones y ataques a sus adversarios, Cruz salió al cruce afirmando que no se enterraría "en el lodo" de una batalla de insultos.
El millonario concentró sus ataques sobre Cruz por haber nacido en Canadá, afirmando que no puede ser presidente de Estados Unidos. El punto se convirtió en una polémica nacional, pero Cruz asegura que es un "ciudadano natural" estadounidense.
Poco antes de la primaria en Iowa, Cruz insistía en la necesidad de "coser una mayoría vencedora", uniendo a los conservadores, los ultraliberales y a los evangélicos.
Esto del lado republicano, porque del demócrata, como se dijo, se vivió un mano a mano hasta el último minuto. Luego de una puja entre Sanders y Clinton que llegó a una exigua diferencia de 0,3%, Clinton salió ante sus seguidores y anunció su triunfo con cautela pero reconfirmado la firmeza de su candidatura.
Con el 99% de los contados, la diferencia entre estos candidatos era muy pequeña. Clinton obtuvo 49,9%, mientras que Sanders logró 49,6%. Un verdadero mano a mano que casi le da la victoria al socialista Sanders, situación que hubiese puesto a temblar al establecimiento demócrata./EL NUEVOSIGLO con AFP