Un inclemente sol con sus 42 grados de temperatura en la Ciudad Valerosa, encendió el ambiente de fiesta por cuenta de la 5ª versión del Mompox Festival de Jazz, un destino donde el río con su raudo caudal, murmullaba melodías poli-rítmicas que permitieron a los instrumentos y a la música cobrar vida.
Si recorrer las calles momposinas es una experiencia mágica, hacerlo en temporada de festival otorga al forastero y al propio un plus cultural único, donde por obligación el arte musical detiene el paso de cualquier caminante, pues en cada esquina, cada parque o cada iglesia de la ciudad de Dios, el saxofón, el clarinete, las trompetas, las maracas y las congas, hacen su aparición para ofrecer un indescriptible deleite de notas inspiradoras, un idilio perfecto entre historia y cultura que invade las fibras del observador.
La Piragua, el Pescador y los sones cubanos, son los temas mayormente interpretados en aquella isla, que en dicha temporada logra un alto avance de inclusión y desarrollo económico, isla donde las casonas y las iglesias, son otro escenario ideal para relacionarse con la música.
Conversatorios con artistas, coros góspel, clínicas instrumentales, campamentos de bluss, entre otros, son las actividades dispuestas para hablar durante tres días de sólo música, donde hasta el más inexperto se culturiza.
Notas bajo la luna
Aquel inclemente sol se va desvaneciendo para dar espacio a la luna llena que alumbra el río Magdalena, caudal que escolta a las miles de personas agolpadas en la histórica Plaza Santa Bárbara, para disfrutar de más de 8 horas ininterrumpidas de concierto.
La agrupación cubana Vocal Sampling, reconocida por interpretar temas con sus cuerdas vocales, abren el telón a artistas como Antonio Arnedo, Òscar Acevedo, Petrona Martínez, TSU Band, Juan Carlos Coronel, Mojito Lite, Isaac Delgado y la banda estadounidense Ryan Middagh`s Nashville Quartet.
EL NUEVO SIGLO conversó con el maestro del piano, Òscar Acevedo, quien opinó sobre el éxito del Festival, “una de las cosas que hay que entender es el sitio donde se realiza que es una joya de la arquitectura y también un patrimonio no solamente de todos los colombianos sino también de toda la humanidad, pero también es la convivencia de las músicas de la región. Yo hablo de la región Caribe en general con el jazz, que mucha gente a veces no entiende la dimensión que es la cultura del Caribe, entonces digamos que uno no puede llegar a imponer un cierto género, sino que la programación inteligentemente la han hecho muy diversa para que quepa de todo y en ese sentido se amplía más la sombrilla y la democracia, entonces hay un diálogo mayor entre músicas, esa creo que es una de las razones del éxito”, aseguró.
Sobre el presente del Jazz en Colombia afirmó: “nosotros estamos en proceso de consolidar un lenguaje propio, un estilo colombiano, ya hay muchos elementos, hay bandas que lo trabajan desde lo folclórico, otras más desde o tropical, otras desde lo andino, pero en el caso de la música del Pacífico se ha infiltrado mucho en las bandas juveniles de las ciudades y eso ya es un sonido propio. Eventos como estos nos dan la oportunidad de ampliar un poco más el alcance hacia el público, el público es difícil de mover, de sensibilizar, pero una vez uno logra hacer contacto ellos ya después buscan la música”, concluyó el maestro, quien presentó en tarima su repertorio que irá en el próximo disco, llamado A toda costa.
Uno de los artistas más queridos por el público, sin duda fue Juan Carlos Coronel, quien tuvo que alargar su repertorio interpretando canciones como: Sabor a mí, Sal si puedes, Patacón Pisa`o y El cantante, además de un mosaico de Joe Arroyo que puso a bailar a todos los asistentes.
Un cierre que no tuvo fin
La expectativa para el cierre del festival era aún mayor, estarían en tarima Pipe Peláez Sinfónico, Andrés Cepeda, Pedrito Martínez (Cuba), Chabuco y la orquesta venezolana Daiquiri, entre otros artistas, pero una tormenta eléctrica que se extendió hasta la madrugada, impidió el cierre con broche de oro. Los trajes de gala, el glamour y la tranquila noche, se convirtieron en caos y confusión, pues la tempestad no dio tregua y los asistentes tuvieron que retirarse de la Plaza Santa Bárbara a oscuras y entre las inundadas calles que hacían el paso lento.
EL NUEVO SIGLO conversó con Pipe Peláez, único artista que logró presentarse en el cierre de la 5ª versión del Festival, quien afirmó, “creo que encontramos en el Festi jazz en Mompox, el escenario perfecto para mostrar al público nacional e internacional este pequeño ejercicio que hemos hecho con todo el amor del mundo, estamos orgullosos de la participación de los muchachos de la sinfónica de Bolívar, no perdimos en ningún momento nuestra raíz, nuestro sonido, nuestra banda. Quisimos en todo momento que sonara sinfónico, ponernos un traje de gala a nuestra propuesta comercial y creo que lo hemos logrado. A la gente le gustó, cuando un público tan exigente como el de este Festi Jazz te pide otra canción es porque estuvo bien. La responsabilidad ante los tremendos músicos de la sinfónica es grande porque la parte académica es muy importante y en los asistentes hay el nivel que quiera de músicos a nivel mundial y eso sí que te pone nervioso, a nivel del pueblo y de eso se trata este festival porque divergen todo tipo de culturas y de estratos, quedo muy contento y con mucha alegría, siempre me va muy bien cuando venimos a Mompox”, dijo el artista, quien espera repetir Grammy el próximo 17 de noviembre.
Cuando se le pregunta qué representa presentarse en Mompox, Pipe no titubea: “Dios mío, crecimiento constante y me alegra, su versión número 5 y mira todas las cosas que están sucediendo, mira la tarima, un par de niños que están jazzeando a un nivel muy interesante y son de acá, son criollos y son nuestros y míralos cómo obedecen a un nivel académico bien bonito, eso me gusta. Me parece lo más prudente y lo más lógico porque el jazz obedece a una manifestación popular, con el tiempo se fue volviendo académico al igual que el bluss, pero honestamente son manifestaciones populares, popular, pueblo, esto es lo que más me ha gustado en esta versión del festival que a partir de ahora es totalmente evidente la inclusión y la participación del pueblo, es decir hay inclusión y me parece fabuloso y exitoso que suceda”, concluyó.
La cantaora Petrona Martínez, por su parte aseguró que el folclor no debe dejarse morir, “pienso que mis hijas pueden seguir con la tradición porque yo recogí desde mi tatarabuela y ahora ellas pueden seguir mi herencia, yo no quiero que ellas después que yo me muera dejen que se caiga el folclor, sino que lo sigan pa`lante antes de yo morirme, que sigan cantando y yo las apoyo”, aseguró en medio de su participación en un Festival que genera huella entre sus asistentes, convirtiéndolo en uno de los encuentros culturales más esperados del Caribe colombiano.