Desde el avión se respiraba fútbol, los pasajeros tenían banderas de la Tricolor, sombreros, vuvuzelas, y sobre todo identidad.
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Colombia recibió a Brasil en el Metropolitano Roberto Meléndez en Barranquilla, con la intención de clasificar, en esta fecha, al mundial de Rusia 2018. Aunque la victoria no se dio, los cafeteros quedaron muy cerca del cupo a la fiesta mundialista.
Los ánimos se traducían en una mezcla entre entusiasmo, nervios y asfixia, por lo apretada que estaba la tabla de la zona Conmebol. Impresiona ver como todo un país se reunía durante pocas horas en Barranquilla y como los ciudadanos concentraban sus fuerzas en el estadio. Uno pensaría que solamente las calles aledañas al estadio se verían afectadas por el partido, infortunadamente todo se colapsa.
Desde el avión se respiraba fútbol, los pasajeros tenían banderas de la Tricolor, sombreros, vuvuzelas, y sobre todo identidad. Cuando llegué al Aeropuerto Ernesto Cortissoz, el recibimiento fue con el mayor espectáculo posible, ya que en la salida se encontraba una papayera y un personal que repartía cervezas, Coca Cola, pero en especial daban alegría a todos los que aterrizaban a la capital del Atlántico.
El partido iniciaba a las 3:30 pm y por recomendación, a las 12:45pm estaba tomando el taxi para alejarme del norte de la ciudad y poder estar lo más pronto posible en el Metropolitano. La travesía demoró más de lo normal, en parte porque la policía de la ciudad acordonó la zona con un anillo de seguridad enorme que cubrió una de las avenidas principales como lo es la calle Murillo. En consecuencia, caminé siete cuadras con una sensación térmica de 40 grados. Puede que hubiera sido corto, pero por el calor pensé en un jugador que visita Barranquilla y tiene que mantener un rendimiento durante 90 minutos. Lo anterior no es una labor fácil, por la humedad, el ambiente, y por lo que significa hacer respetar la casa de la Selección Colombia.
Ya eran las 2pm, cuando finalmente ingresé al Metropolitano y el promotor del Estadio dio ánimo a la grada. Mi boleta marcó la silla o-129 ubicada en el sector Oriental, y mientras tanto todo el lugar se llenaba, y tan solo una hora para iniciar el encuentro, la postal que dejaba el Estadio era un mar de camisetas amarillas.
Antes de ver a los jugadores en su calentamiento, nombraron la titular con la que saldría la Selección. El principal desacuerdo en el público fue que Edwin Cardona entraba de inicialista tras un flojo desempeño en su partido contra Venezuela. Una barranquillera me dijo con seguridad: “ Te acordarás de mí, Falcao hace gol”.
Comenzaba la cuenta regresiva y el primero en recalar en el campo fue David Ospina, arquero titular. Posteriormente, lo acompañaron Camilo Vargas (Cali) y Leandro Castellanos (Santa Fe). Asimismo, los guardametas brasileños ingresaban a la cancha seguidos de Neymar y compañía. Mientras los dirigidos a Tite mostraron algo de joga bonito en su entrenamiento, llegaba la hora del compromiso y todos los cafeteros empezaron la previa con la mejor disposición, enfervorizando a los presentes.
Luego del himno, el primer tiempo inició cortado en la mitad del campo. En general este encuentro se caracterizó por ser controlado por la táctica antes que la agresividad. Colombia tuvo algunas llegadas que el portero brasileño Alisson defendió tranquilo. Neymar sorprendió con una jugada rápida que pasó por la banda derecha dándole un pase perfecto a Willian (Chelsea), quien marcó un golazo cronometrado para la charla de Camerino.
A pesar del gol de Brasil, las tribunas gritaban en conjunto con el objetivo de animar al equipo. En el inicio de la segunda parte, Colombia salió con más temperamento y el Tigre volvió a rugir. En el minuto 55, James hizo un taco como último recurso, habilitando a Santiago Arias, quien centró y Falcao de frentazo liquidó al portero Alisson. El Metropolitano no se cansó de alentar el nombre del Tigre. Los últimos minutos fueron de infarto, la tricolor se arrimaba de a poco al arco contrario gracias al cambio de Juan G. Cuadrado por Yimmi Chara, quien le dio mayor movilidad a los carrileros.
Cuando finalizó el segundo tiempo todo el estadio sin excepción se mostró gratificado ante un equipo que dejó un empate que sabe a triunfo y un gol de Falcao que permite soñar con otra participación en una Copa del Mundo. Este 1-1 da confianza, pues el trabajo en equipo permitió que Colombia le quitara a Brasil una marca de nueve partidos consecutivos ganando. Brasil venció a rivales directos como Argentina, Ecuador y Uruguay, mientras que los de Pékerman fueron los únicos que le robaron un punto y estuvieron cerca de cortar su racha, gracias a ello Rusia está a un paso.
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