Sri Lanka, al igual que Colombia, usó lo que ambos llamaron la ‘locomotora’ minera para impulsar su economía. La gran diferencia es que en el país asiático la prioridad la tuvo el minero artesanal y no los TLC.
Así lo sostuvo Alexander Campbell, investigador canadiense y magíster en Ciencias en Desarrollo Sostenible de la Universidad de Uppsala (Suecia), en el marco del foro ‘Ambiente y Paz en Colombia’ que realizó la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional y fue convocado por el Instituto de Estudios Ambientales de la UN, el Instituto de Bioética de la Universidad Javeriana y el Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Externado de Colombia, con el apoyo de UN Radio.
En Colombia, dice Campbell, se empuja este sector pero invitando a multinacionales para que exploten a gran escala y para que los exportadores se beneficien a través de los tratados de libre comercio. Es mucho más sostenible lo de Sri Lanka, asegura.
Al mismo tiempo, afirma que las multinacionales quieren generar valor para sus accionistas, mientras el país quiere generar valor para sus regalías, situación que no contribuye al desarrollo de la gente. “Yo conocí a muy buenas personas que trabajaban en las multinacionales y que convencieron a sus jefes de hacer buenas cosas para la sociedad y el medioambiente. En la multinacional Holcim, por ejemplo, donde trabajé, antes de explotar cualquier cantera ya tenían un plan para rehabilitación de 50 a 100 años, esas son buenas prácticas que se deben difundir”.
Igualmente, Nohra León, directora del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia, reconoció que Colombia volvió al sector primario bajo un esquema minero, apostándole a un modelo económico que deja profundas secuelas en lo social y en lo ambiental. “Mi gran conclusión es el reto enorme que tienen que enfrentar las universidades, pues sus investigaciones no se deben quedar en anaqueles o bibliotecas”.