La imagen recorrió más de 500 kilómetros de peregrinación, durante casi cuatro días, por río, avión y carretera, entre Bojayá y la capital del Meta.
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En una posición de honor, en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen, fue ubicado el ‘Cristo mutilado’. Tras el acto de bendición de este viernes, regresará a Bojayá, su lugar de origen.
El Cristo salió de la Parroquia San Pablo Apóstol de Bellavista, cabecera municipal de Bojayá, en el Chocó, el pasado lunes 4 de septiembre, acompañado por una delegación de las víctimas de Bojayá y la Iglesia Católica, así como por un grupo de ‘alabaoras’ de esta localidad.
Tras un viaje por el río Atrato, el Cristo encabezó una peregrinación a la Capilla de las Víctimas en Quibdó. De esta ciudad fue trasladado en avión a Bogotá, a donde llegó el pasado miércoles 6 de septiembre, para unirse a la caravana de la ‘Semana por la Paz’ con destino a Villavicencio.
Antes de la bendición papal, se realizó un rito de acogida al Cristo en la Catedral de la capital del Meta. Luego se trasladó al Parque de las Malocas, donde el Cristo sufriente de Bojayá fue puesto en una cruz que presidió el Gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional.
Durante la jornada, el Santo Padre lo bendijo y escuchó los testimonios de cuatro colombianos que, desde distintas orillas, padecieron los rigores de la guerra, como víctimas y victimarios, y que hoy tienen una nueva oportunidad de perdón, reparación y reconciliación, así como de aportar a la sociedad de su país.
Oración al Cristo negro de Bojayá
Al final del acto, el papa Francisco elevó una oración: “Oh Cristo negro de Bojayá, que nos recuerdas tu pasión y muerte; junto con tus brazos y pies, te han arrancado a tus hijos, que buscaron refugio en ti. Oh Cristo negro de Bojayá, que nos miras con ternura, y en tu rostro hay serenidad; palpita también tu corazón para acogernos en tu amor.
Oh Cristo negro de Bojayá,haz que nos comprometamos a restaurar tu cuerpo. Que seamos tus pies para salir al encuentro del hermano necesitado; tus brazos para abrazar al que ha perdido su dignidad; tus manos para bendecir y consolar al que llora en soledad. Haz que seamos testigos de tu amor y de tu infinita misericordia”.
Símbolo de la tragedia, pero también de la reconciliación de Colombia
Leiner Palacios, líder de víctimas de Bojayá, quien acompañó la peregrinación del ‘Cristo mutilado’ hasta Villavicencio, recuerda: “En el 2002 tuvimos el infortunio de un enfrentamiento entre los paramilitares y la guerrilla de las Farc, durante el cual cayó un cilindro bomba en la iglesia de Boyajá, donde estaban unas 600 personas, de las cuales murieron 79, entre ellas 48 niños. En las víctimas había 32 personas cercanas a mí, entre primos y sobrinos”.
“Mi familia se perdió allí”, dijo Palacios, y agregó que “el Cristo de Bojayá es el símbolo de esa tragedia y en general de la tragedia que han vivido los colombianos”.
“Es la muestra de cómo le arrancaron a Colombia sus brazos, sus manos, sus pies. Pero hoy ha querido venir en busca de esas manos, esos pies, esos dolores, para que nos reconciliemos los colombianos. La invitación es a la reconciliación”, sostuvo.
Palacios consideró que la ceremonia de hoy en Villavicencio “es un encuentro de esperanza y de fe. Que el papa bendiga el Cristo y bendiga esos dolores de todos los colombianos, nos anima a seguir caminando por la reconciliación. Para mí es la oportunidad de revitalizarme al encontrar que el Cristo Sufriente también camina con nosotros para que podamos superar esta tragedia”.
Palacios recalcó que las víctimas de Bojayá están haciendo un ejercicio para el reencuentro, el perdón y la reconciliación. “Creo que vamos por buen camino. Estamos comprometidos con eso y estoy dispuesto a perdonar”, dijo.
Señaló que la invitación del Santo Padre a la reconciliación responde a “la necesidad que tenemos los colombianos de perdonarnos y de salir al encuentro con el hermano”.
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