La canciller alemana Angela Merkel tiene una agenda cargada por delante ya que debe continuar el combate contra la crisis del euro y al mismo tiempo hacer frente a ataques cada vez más duros en Alemania, donde ya se perfilan en el horizonte las legislativas de 2013.
"La crisis de la deuda va a dominar su agenda", constata Oskar Niedermayer, politólogo de la Universidad libre de Berlín.
Una intensa actividad diplomática espera esta semana a la jefa de la primera economía europea, principal contribuyente al fondo de rescate de la zona euro, que acaba de regresar de Canadá.
Recibirá el jueves en Berlín al presidente francés François Hollande, y al día siguiente al primer ministro griego Antonis Samaras, en momentos en que Atenas espera, según la prensa griega, la concesión de un plazo adicional para alcanzar el equilibrio presupuestario.
Merkel se muestra por el momento inflexible ante las solicitudes de Grecia, estimando que no podrá tomar ninguna decisión antes de que la troika de acreedores (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) no haya concluido su evaluación de las reformas griegas en septiembre.
Durante las próximas semanas, la canciller se entrevistará con otros dos dirigentes de los países de Europa del Sur en dificultades: el presidente del Consejo italiano Mario Monti en Berlin a fines de agosto y el jefe del gobierno español, Mariano Rajoy el 6 de septiembre en Madrid.
El 12 de septiembre, la Corte Constitucional de Karlsruhe (oeste) deberá pronunciarse sobre las demandas que apuntan a bloquear la ratificación por el presidente alemán del MES, el nuevo fondo de socorro europeo. Se trata de una decisión crucial para el futuro de la principal herramienta anticrisis de la zona euro --que recibió el aval del Parlamento alemán a mediados de junio-- ya que no podrá ser creado sin el respaldo de su principal contribuyente.
Los alemanes apoyan a Merkel
La gestión de la crisis por Merkel se ve complicada por los plazos impuestos por los legisladores, muy atentos a que las medidas de emergencia para salvar al euro respeten las leyes alemanas. También es blanco constante de ataques de los legisladores euroescépticos desde filas de su propia coalición de conservadores (CDU/CSU) y liberales (FDP), que sin embargo son una minoría.
Criticada en el extranjero por defender demasiado los intereses alemanes, Merkel sufre en Alemania la presión de quienes se oponen a que no los pase por alto.
Hasta el momento, ha gozado del apoyo de la oposición social-demócrata (SPD). "El SPD siempre ha aprobado en el Parlamento, con excepción de unos pocos diputados, --diez veces en dos años-- los planes de rescate del euro presentados por el gobierno de Merkel", observa Niedermayer.
Sin embargo, la perspectiva de las elecciones legislativas de septiembre de 2013 podría obligar a los socialdemócratas a diferenciarse más del gobierno.
Por el momento, el SPD sigue a la búsqueda de un candidato a la cancillería: dos exministros de Merkel del gobierno de coalición anterior, Peer Steinbrück (Finanzas) y Frank-Walter Steinmeier (Relaciones Exteriores), así como el jefe del partido, Sigmar Gabriel, están en liza. Su rivalidad beneficia a la canciller.
Por otra parte, Merkel sigue siendo sumamente popular entre sus conciudadanos satisfechos por su manejo de la crisis, y ésa probablemente sea su baza más fuerte.
"Incluso después de la última cumbre europea, donde tuvo que hacer concesiones a los países de Europa del Sur, los alemanes siguen aprobando su desempeño", señala uno de sus biógrafos, el politólogo Gerd Langguth.