Las medidas de austeridad impuestas a Grecia, el aumento del desempleo y la persistencia de una economía sumergida en la crisis de la deuda privan la cobertura social en salud a un tercio de la población activa, lo que indica que el sector está en “situación de guerra”.
Según expertos, entre el 8 y 10 por ciento de los griegos solo puede contar con sus propios ahorros para acudir al médico.
“La austeridad tiene un precio: se ha reducido la lista de medicamentos y los exámenes reembolsados, poniendo bajo tensión a los hospitales que deben recibir un 30 por ciento de pacientes más, para los que el sector privado es demasiado caro”, indican.
Asimismo, con la limitación del crédito, la reducción de los salarios de los médicos en un 25 por ciento, un déficit crónico de enfermeras y guardias no pagadas desde diciembre, el sector está en "situación de guerra".
Según el jefe de la clínica de patología del hospital Volos, Yorgos Kalliabetsos, su servicio recibe a menudo 45 pacientes, con 35 camas, cuatro internos en lugar de siete y solo dos enfermeras de noche, sin contar la falta frecuente de material médico.
Por su parte, en el ministerio de Sanidad minimizan las críticas y recuerdan que es necesaria una reforma de un sistema que agoniza, debido al despilfarro, la corrupción y la mala gestión. De hecho, igual que en el resto del aparato del Estado griego.
"Hay un gran margen para reducir los créditos sin tocar los órganos vitales", insiste Stavros Karvounis, consejero financiero del ministro.
Sin esperar a las prescripciones de rigor de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, el sistema sanitario público, copiado en los 80 del modelo británico, estaba lejos de proporcionar la cobertura gratuita y universal que debía garantizar.
Además, en un país con un exceso de médicos, con una reputación de corrupto, los griegos se habían acostumbrado a pagar de su bolsillo cerca del 40 por ciento de los gastos totales de salud, uno de los más altos entre los países desarrollados.
Pero en un momento en que la caída libre del nivel de vida nacional impone precisamente construir un verdadero servicio público, muchos dudan de que sea posible en épocas de escasez. "Por el momento, es un desorden, el sistema se cae a menudo, no hay ninguna clasificación racional de medicamentos", dice un médico.
"No se ha previsto nada para las visitas a domicilio a los inválidos si no tienen ordenador ni impresora en casa. Lo único que un funcionario me ha dicho es que en estos casos, se paguen sus medicamentos".
Los síntomas del descontento se acumulan: huelgas en hospitales, rifirrafe de los farmacéuticos ante el impago de los medicamentos por la caja de salud, spots de radio de la Orden de Médicos que denuncian que se está liquidando la seguridad social de los griegos, mientras que las organizaciones humanitarias se quejan de que están desbordadas por el flujo de personas ordinarias que no pueden costearlo.
Con un presupuesto público de unos 10 mil millones de euros, un 25 por ciento menos desde 2009, la salud "puede convertirse en un privilegio", advierte el universitario Haralambos Economou, autor de varios estudios para organizaciones internacionales sobre el sistema griego.
"Desde las últimas reformas que imponen a los no asegurados pagar por el acceso a los servicios, tenemos cada vez más pacientes que inventan urgencias para hacerse examinar, ante la falta de dinero para acudir a una consulta", dice Meropi Manteou, neumóloga del hospital Sotiria. / AFP