El banco Credit Suisse se declaró culpable el lunes de ayudar a la evasión fiscal de ricos clientes estadounidenses y aceptó pagar una multa de 2.600 millones de dólares, anunció el Departamento de Justicia.
Se trata de la primera institución financiera en dos décadas que reconoce su culpabilidad ante la justicia estadounidense. También se trata de la multa más severa contra un banco desde que la también suiza USB aceptara pagar 780 millones de dólares en un caso similar en 2009, sin embargo, en aquella ocasión el banco no se había declarado culpable.
"Este caso demuestra que ninguna institución financiera, sin importar su tamaño o alcance global, está por encima de la ley", dijo el Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder.
"Cuando un banco se involucra de manera descarada en una mala práctica, se debe esperar que el Departamento de Justicia siga un proceso penal en la mayor medida posible, como ha ocurrido aquí".
La acusación de delito grave presentado en la corte federal del distrito de Alexandria, Virginia, asegura que el Credit Suisse "actuó de forma ilegal, voluntaria, intencional y de manera conscientemente conspiratoria" para ayudar a ciudadanos estadounidenses a preparar y presentar declaraciones de impuestos falsas.
El Departamento de Justicia afirmó que el banco suizo ayudó a las personas a ocultar los ingresos en las cuentas falsas, destruyó registros de cuentas y entregó en mano el dinero de las cuentas para ayudar a los clientes a evadir impuestos.
"Cientos de empleados del Credit Suisse, en particular a nivel administrativo, conspiraron para ayudar a evasores de impuestos", afirmó la fiscal estadounidense Dana Boente.
Se trata de la mayor multa impuesta de un solo golpe, después de que durante años las autoridades estadounidenses presionaran a Suiza para que levantase el secreto bancario.
Otros trece bancos helvéticos han sido sometidos a un proceso similar y unas cien entidades financieras más han sido instadas a cooperar con las autoridades estadounidenses y han pagado multas por ayudar a sus clientes a evadir las leyes fiscales estadounidenses.
Ocho empleados del Credit Suisse han sido acusados en esta causa y dos se declararon culpables aunque ninguno de ellos es un alto dirigente de la institución.
Según fuentes estadounidenses las pesquisas llevaron a la apertura de cuentas en el extranjero de 43.000 contribuyentes que pagaron más de 6.000 millones de impuestos atrasados.
Este caso constituye una seria advertencia para los contribuyentes estadounidenses adinerados así como para las instituciones financieras. Sin embargo, por ahora no se ha llevado ningún caso ante la justicia penal.
Desde el inicio de la crisis del 2008 las autoridades estadounidenses han recibido fuertes críticas por su supuesto laxismo con los grandes bancos./AFP