Un malestar generalizado con el Gobierno ronda por estos días en el Congreso de la República. El pulso comenzó recientemente por el famoso artículo sobre el fuero militar que duró varios días entre discusiones, aplazamientos, desayunos en Palacio y su aprobación final.
Asunto axiomático. El inconformismo que empieza a evidenciarse en el seno de la Unidad Nacional es un asunto axiomático. A esta situación se suma el reiterado aplazamiento del proyecto de ley conocido como Marco Jurídico para la Paz que por falta de quórum y de otros elementos suficientes para su aprobación ha debido ser pospuesto en varias ocasiones y solo hasta ayer (martes) se abordó nuevamente su discusión, después de una amenaza mediática publicada en el editorial del domingo 13 de mayo en donde se llegó a emplazar a quienes no votaran la iniciativa, amenazando con expulsarlos del vagón de la prosperidad democrática.
El editorial. Dice la parte sustancial de la nota de El Tiempo, titulada “Un alinderamiento necesario”:
“El momento crucial que enfrenta en el Congreso el proyecto de acto legislativo del marco jurídico para la paz, debería servir para dejar claros los nombres de las bancadas que desean seguir en la Unidad Nacional”.
Dos y dos. Con razón se ha dicho que los dos primeros años le pertenecen al Ejecutivo, que con poder renovado, en luna de miel con todos los medios, con tarros de mermelada listos para “untar” y con todos los sectores empresariales y gremiales halagando al Príncipe, se dispone del apoyo casi siempre mayoritario en Senado y Cámara.
Dicen los que saben que los dos últimos años son del Legislativo. Pronto se va agotando la luna de miel. Los cambios y las promesas ofrecidas no aparecen o tardan en aparecer. Se agota la mermelada o queda mal repartida. Empiezan los reclamos y afloran las cuentas de cobro electoral. Regiones, gremios, grupos económicos, partidos políticos y bancadas parlamentarias reclama cada quien lo suyo.
No alcanza. El reinado no alcanza para atender tanta demanda. Comienza la nueva campaña y con ella el desmarque del régimen para poder decir en las provincias que el Gobierno no da nada; que el Gobierno incumplió y es menester renovarles el apoyo a nuestros congresistas para asegurar su reelección.
Si a este panorama se suma que ya el principal animador de la campaña es Santos, el ex presidente Uribe marca públicas distancias y los parlamentarios, temerosos por lo que puedan perder frente al régimen, se han tomado su confianza y ya se rebelan frente al amo del computador.
Zuluaga dijo no. El hecho más significativo fue el ofrecimiento que le hiciera el propio presidente Santos a Oscar Iván Zuluaga para que fuera su Ministro del Interior y este le dio un NO rotundo, pues quería quedarse en el sitio en el que Santos lo había dejado, defendiendo el legado del ex presidente Uribe. Queda demostrado que las campañas ya iniciaron. Santos por su lado y Uribe por el suyo.