Los conflictossalariales se multiplican en Alemania por la voluntad de los trabajadores de recuperar poder adquisitivo tras 15 años de austeridad, lo que choca con la posición de una clase empresarial cada vez más inquieta por la ralentización de la economía.
El sindicato Verdi anunció huelgas en el sector bancario para pedir aumentos de salarios, siguiendo la estela de IG Metall, que se presenta como el primer sindicato del mundo que esta semana fue capaz de organizar protestas en el sector de la industria que movilizaron a más de 160.000 asalariados.
Las huelgas han afectado a algunos de los mayores iconos de la todopoderosa industria alemana como Bosch, BMW, Siemens o Deutsche Telekom.
"La presión aumenta en el barómetro de las negociaciones salariales", se felicitó el dirigente de IG Metall en Renania del Norte-Westfalia (región donde se encuentra el valle industrial del Ruhr), Oliver Burkhard. "Esto significa claramente que el patronato debe actuar".
Un fuerte aumento de los salarios "debilitaría a las empresas, algunas de ellas no pueden permitírselo" en tiempos en los que los últimos indicadores señalan un claro frenazo de este tipo de industria, declaró por su parte el líder de los patrones de la metalurgia Martin Kannegiesser.
IG Metall reclama un aumento de los salarios de 6,5%, pero las últimas negociaciones fracasaron después de que la oferta de la patronal no superase 3%.
Los empresarios estiman que la economía alemana tuvo su mejor momento en 2010-2011 y que a partir de ahora comenzará a quedar afectada por la crisis que golpea a sus vecinos europeos.
"La industria ha tenido muy buenos resultados el pasado año y los asalariados quieren su parte justa", pero "el éxito de la economía alemana parece atenuarse", consideró el analista Hilmar Schneider, del Instituto de Investigación sobre el Futuro del Trabajo de Bonn.