La frase que expresó hace pocos días, de que no fue elegido para decir lo que “los oídos castos del Presidente querían oír”, retratan de forma fidedigna el estilo que Angelino Garzón ha querido darle al cargo que desempeña como Vicepresidente, que dista mucho del desempeño de quienes le precedieron en esa posición, más reposado y en ningún caso contestatario con el jefe de Estado de turno.
En diciembre de 2010, ad portas de que se definiera el aumento del salario mínimo, el Vicepresidente consideró que un 3% de aumento era muy poco, tras lo cual el Gobierno decretó un 4%.
Luego a principios de 2011 el Vicepresidente intervino para quitarle la ‘papa caliente’ que el Gobierno tenía en las manos por el paro camionero de dos semanas, a raíz de la entrada en vigencia de un decreto que eliminaba la tabla de fletes.
Ese mismo año, en septiembre, Garzón descalificó una medición de Planeación Nacional, la cual señalaba que no era pobre una familia de cuatro personas que tuviera ingresos de 760.000 pesos al mes.
En agosto pasado y tras el accidente cerebrovascular que lo mantuvo hospitalizado por cerca de un mes, Garzón rechazó la reforma pensional que anunció el Ministro de Trabajo.
Y ahora se mostró contrario a que se modifiquen los impuestos parafiscales en la reforma tributaria que prepara el Gobierno, tras el anuncio en ese sentido del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas.
Esta reforma no subirá impuestos sino que buscará mayor equidad y la generación de empleo, frente a lo cual el Ministro considera que hay muchas cargas en la contratación de mano de obra
“No habrá más recaudo, pero sí tenemos que mover las fichas para tratar de poner los gravámenes donde deben estar. Hoy tenemos muchos impuestos sobre el empleo formal”, explicó Cárdenas.
Sin embargo, el Vicepresidente se opone a que toquen estos impuestos que financian la recreación y capacitación vías cajas de compensación así como al Sena y el Icbf. “Los parafiscales constituyen una redistribución de recursos para los más pobres”, dijo Garzón.