Para evitar que la tragedia que hace poco se vivió en Cartagena con el derrumbe de un edificio mal construido, la Defensoría Regional de Bolívar presentó una acción de tutela ante la Corte Constitucional para que se protegieran los derechos de un grupo de familias que viven en la urbanización El Rodeo, en el municipio de Turbaco (Bolívar). Pese a que la obra fue finalizada en 1998, con el pasar del tiempo las casas de interés social empezaron a presentar notables fallas en sus estructuras, poniendo así en riesgo a quienes las habitan.
En la acción se presentaron pruebas que evidencian las grietas que tienen las viviendas y los testimonios de sus dueños. La urbanización El Rodeo, compuesta por 26 manzanas y 384 viviendas, fue construida en un terreno que no es apto para la construcción, esto en parte por la continua aparición de volcanes de lodo que le dan una inestabilidad al terreno.
La Defensoría advirtió que la situación se complicó aún más en el año 2016 cuando se presentó una temporada invernal que afectó el terreno, aumentando el riesgo del colapso de las viviendas. La Sala de Revisión de Tutelas de la Corte Constitucional también hizo una visita al lugar donde reseñó las fallas de las viviendas y los graves problemas que "ponen en riesgo la integridad física e incluso la vida de quienes viven en ellas".
El alto tribunal concluyó que "la urbanización el Rodeo se encuentra en un terreno no apto para la construcción”. Con el paso de los años y los factores ambientales las viviendas han sufrido traumatismos que hoy por hoy representan un riesgo para las familias que viven en la citada urbanización.
"Tal daño en la estructura no solo genera una amenaza a la integridad física de los accionantes sino también una posible afectación psicológica, pues existe un temor latente fundado frente a un posible colapso de sus viviendas”, precisa la Corte en su análisis jurídico. En este punto considera que evidentemente se presentó una omisión y falta de control por parte de la constructora encargada.
La problemática es tal que en época de lluvias el terreno cede, mientras que en el verano el suelo se agrieta "y con ello se cuartean los pisos y la mampostería de las casas mientras que en el invierno se vuelve limoso y arcilloso reteniendo humedad”.