En el campo de la Corte Suprema de Justicia quedó desde ayer la obligación de terminar lo más rápido posible el clima de interinidad en la Fiscalía General de la Nación.
La celeridad con que el presidente Juan Manuel Santos dio a conocer, a primera hora de la mañana, la terna para escoger al nuevo Fiscal General sin duda constituye un ‘mensaje’ muy claro al alto tribunal para que, por fin, la estabilidad asome en la cúpula del ente acusador.
“Esperamos, y así se lo hemos solicitado en la carta que le enviamos al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, que la elección se haga a la mayor brevedad posible para tener una o un Fiscal en propiedad también a la mayor brevedad posible”, aseguró el Jefe de Estado. Es claro que el Gobierno ya tenía lista la baraja de candidatos y que sólo estaba a la espera de que la Sala de Consulta del Consejo de Estado respondiera el interrogante en torno a si el periodo del Fiscal general era personal o institucional.
Tan es evidente es lo anterior que apenas dieciséis horas después de que el lunes, al cierre de la tarde, se conociera que el máximo tribunal de lo contencioso-administrativo conceptuaba que el periodo era institucional y que, por lo tanto, el nuevo Fiscal sólo estará en el cargo hasta julio del año entrante, Santos citó rueda de prensa en la Casa de Nariño y anunció, con los respectivos ternados a su lado, que los postulados eran los juristas Mónica de Greiff, María Luisa Mesa y Eduardo Montealegre.
El estilo contra-reloj con que se movió la Casa de Nariño dio más base a los rumores de los últimos días en torno a que Santos tenía dos ternas listas: una para presentar si el nuevo jefe del ente acusador sólo iba hasta julio de 2013, y otra si la estadía se alargaba a cuatro años.
En ese orden de ideas surge el primer interrogante ¿Es la terna presentada ayer una especie de ‘plan B’ o de ‘transición’? Si bien se trata de tres candidatos con amplia experiencia judicial, al punto que Montealegre es ex presidente de la Corte Constitucional y De Greiif ex ministra de Justicia, lo cierto es que era un secreto a voces que varios de los posibles aspirantes consultados por la Casa de Nariño indicaron que aceptaban ser incluidos en la baraja sólo sí el periodo era de cuatro años.
Lo que viene
Ahora, como se dice en el fútbol, el balón está en el campo de la Corte y, en principio, es claro que serán cuatro los elementos que guiarán el actuar del máximo tribunal.
En primer lugar, la Corte es consciente de que no tiene margen de error. El escenario es crítico y se puede resumir así: más de 17 meses, después de la salida de Mario Iguarán en julio de 2009, el cargo de Fiscal General duró vacante, pues el alto tribunal no eligió de entre las dos ternas que envió el entonces presidente Uribe. Luego, una vez Santos cambió la baraja de postulados, se destrabó el proceso y en enero de 2011 se posesionó Viviane Morales, pero su elección fue anulada hace dos semanas por el Consejo de Estado bajo el concepto de que fue ilegal el cambio de reglamento en la Corte Suprema para proceder a esa escogencia.
En ese orden de ideas, es apenas obvio que la Corte, en la que será su cuarta terna para este periodo institucional de Fiscal, no puede fallar y la elección que haga debe llevar a que se termine no sólo la interinidad en el cargo, sino garantizar la estabilidad institucional del ente acusador.
Así las cosas, los 23 magistrados no sólo están obligados a acertar sino a hacerlo rápidamente. Este es el segundo elemento.
Cada día de demora será aprovechado por los críticos del alto tribunal para hacerle señalamientos, y dará pie a quienes, tanto en el Gobierno como en el Congreso, quieren aprovechar la crítica coyuntura de la caída de Morales para aprobar el artículo de la reforma judicial que le quita a los máximos tribunales la capacidad para elegir o postular al Fiscal, Procurador y Contralor generales, dejando esa función en cabeza exclusiva del Presidente de la República y el Parlamento.
Curarse en salud
Para poder cumplir ese objetivo básico de acertar y hacerlo rápidamente, la Corte debe curarse en salud. Tercer aspecto,
Para ello tiene que auscultar muy bien la hoja de vida de los ternados para evitar que, ya sea en el campo personal o profesional, exista alguna circunstancia que luego lleve a un escándalo, inhabilidad o incompatibilidad del escogido.
No se puede olvidar que en el caso de Morales fue la renovación de su relación matrimonial con el controvertido Carlos Alonso Lucio lo que más polémica generó a nivel mediático, pese a que su gestión en el ente acusador era reconocida.
En cuarto lugar, la Corte debe asegurarse de que el elegido o la elegida tengan la suficiente independencia para garantizar una actuación imparcial. Sería ingenuo negar que el alto tribunal no quiso elegir de las ternas presentadas por un gobierno que, como el de Uribe, lo criticó y confrontó directamente por procesos como la judicialización de la parapolítica, a tal punto que la tensión desembocó en escándalos de espionajes y complots como los de las chuzadas y la Casade Nari.
En el caso de Morales, que provino de la terna cambiada por Santos, y que el propio Presidente dijo haberla postulado como un “homenaje” a Uribe -pues ella trabajó con ese gobierno en el estudio de una reforma judicial- ella siempre demostró independencia.
Es más, al final el uribismo se convirtió en el principal crítico de la Fiscal General por decisiones como la petición de extradición de al ex directora del DAS, María del Pilar Hurtado, o el proceso contra el ex alto Comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, hoy prófugo.
En este marco circunstancial, la terna presentada ayer por Santos tiene varias características. Salvo que varios de los postulados son de claro origen liberal (sobre todo samperista), no parece ninguno de ellos estar matriculado en un partido u orilla política en especial, ni siquiera en el mismo santismo.
Montealegre trabajó con Uribe y Santos, De Greiff (liberal samperista) entró al gobierno del Polo de Samuel Moreno y luego pasó a la EEB. Y Mesa es hermana del asesor de comunicaciones del hoy Jefe de Estado.
En cuanto al perfil, Montealegre es penalista; De Greiff es más administrativa pero fue ministra de Justicia en una época muy difícil por el narcoterrorismo, mientras que Mesa tiene un perfil más administrativo y docente.
Es claro, además, que la Corte buscará que el nuevo o nueva Fiscal entienda que por más que su cargo sea apenas de 15 meses, deberá estar preparado para tomar decisiones de fondo en casos que no dan espera, como los procesos a ex ministros del gobierno Uribe y otros derivados de escándalos de corrupción muy sonados.
En otras palabras, escogerá a quien le vea el suficiente perfil para tomar decisiones y no simplemente se dedique a esperar a que pase el tiempo y, en julio de 2013, entre el nuevo titular en propiedad.
En síntesis, el alto tribunal en la elección de Fiscal General no sólo buscará acertar, hacerlo rápido, evitarse sorpresas desagradables, sino garantizar que el elegido sea autónomo y no tema tomar decisiones pese a que sólo estará 15 meses en el cargo.