El expresidente Rafael Correa abrió este sábado la campaña por el "No" en la consulta popular del 4 de febrero con la que el mandatario Lenín Moreno, su exaliado y ahora enemigo declarado, pretende desterrar al correísmo del poder político en Ecuador.
El inicio de campaña de Correa coincide con la sesión que se celebrará esta tarde en la Asamblea Nacional (parlamento) para votar el reemplazo del exvicepresidente Jorge Glas -gran aliado de Correa en la pugna con Moreno-, que perdió el cargo tras ser condenado a prisión por el caso Odebrecht.
Subido en una tarima en el parque de Montecristi (en la costa Pacífico), el todopoderoso líder que dirigió el país entre 2007 y 2017 con un estilo personalista e impulsivo arremetió contra su sucesor, al que tildó de "traidor", y contra un referéndum que considera "inconstitucional".
"¡Siete veces No! ¡Siete veces No!", exclamó el exmandatario ante centenares de partidarios que ondeaban banderas del movimiento izquierdista Alianza País, ahora fracturado entre correístas y morenistas.
Correa, un economista de 54 años, llegó de manera casi sorpresiva el viernes a Guayaquil desde Bélgica, donde reside con su familia, y durante un mes promoverá el "No" a la consulta de Moreno, que consta de siete preguntas, varias de las cuales atentan claramente contra su legado.
En una entrevista esta mañana en una radio local, el expresidente aclaró que su campaña es contra tres preguntas: la que plantea eliminar la reelección indefinida, la que busca reestructurar el órgano de designación de autoridades de control (el Fiscal, el Contralor y el Defensor del Pueblo) y la que pide suprimir la ley de Plusvalía (de impuestos a la ganancia inmobiliaria), todo promovido por él.
"Es un rompimiento constitucional descarado. La pregunta tres (la de las autoridades de control) es un verdadero golpe de Estado. Estamos hablando ante una consulta que quiere apoderarse de todas las funciones del Estado", denunció.
"Pero si alguien quiere decirle No a toda la consulta, es perfectamente legítimo como rechazo a la traición, al engaño", agregó Correa, quien reprocha a Moreno haber convocado la consulta sin esperar la aprobación de la Corte Constitucional.
- ¿El final político de Glas? -
Mucho han cambiado las cosas para Correa, el gobernante que gracias a la inmensa renta petrolera modernizó un país con fama de ingobernable, desde que abandonó el poder el pasado 24 de mayo.
Contra todo pronóstico, su sucesor Moreno, que en sus seis primeros años de gobierno fue vicepresidente y estrecho aliado, se rebeló contra él, activando una ardua pelea entre ambos en las redes sociales que terminó por fracturar al oficialismo, mayoritario en la Asamblea.
Cada vez más aislada su influencia en Alianza País y en las instituciones, con el morenismo y la oposición tradicional -que cosechó casi la mitad de los votos en la elección presidencial- en contra, Correa tiene el reto de liderar una campaña con pocos medios económicos y una escasa presencia mediática, que contrasta con la omnipresencia en sus años de gobierno.
En frente tendrá a Moreno y al poderoso aparato estatal, herencia de Correa.
Desde que asumió el poder, Moreno mostró una actitud conciliadora hacia la oposición y la prensa privada, y no dudó en criticar el legado de su antecesor, al que acusó de derroche, de haber endeudado el país y de autoritarismo.
Y anunció un plan contra la corrupción, aplaudido por la oposición y criticado por Correa, que terminó con la condena a seis años de cárcel a Glas por recibir sobornos de Odebrecht.
Este sábado los 137 legisladores deberán elegir al sucesor del exvicepresidente, de entre las tres candidatas propuestas por Moreno, para lo cual el mandatario necesitará varios votos de la oposición.
Teniendo en cuenta que en la consulta popular propone también inhabilitar a los políticos condenados por corrupción, la designación formal del nuevo vicepresidente podría simbolizar el final político de Glas, convertido en el funcionario en activo de mayor rango condenado en América Latina por el megaescándalo de la constructora brasileña.