La participación de la mujer en los cargos de decisión y poder en el Estado siempre ha generado controversia entre los sectores que consideran que deben crearse normas de obligatorio cumplimiento que garanticen ese acceso y aquellos que advierten que esas leyes y reglamentaciones terminan convirtiéndose, por defecto, en mecanismos de discriminación activa. Por ejemplo, si bien se cumple con la directriz de que en toda terna para un cargo se incluya a una mujer, el porcentaje en que ella es la finalmente escogida es bastante bajo. Igual ocurre con las listas partidistas para Congreso, asambleas y concejos, en las que muchas de las mujeres incluidas en esas planchas no tienen mayor experiencia política y de allí su bajo porcentaje de elección, tanto en cuerpos colegiados como en cargos uninominales, como quedó comprobado en los recientes comicios regionales y locales.

Agremiaciones de equidad de género advierten que ello se debe a que hay un machismo imperante que excluye a las mujeres mejor preparadas de esta clase de selecciones y postulaciones.

Frente a ello, ayer se conoció que la Policía tendrá una tercera mujer con grado de general, al ser escogida la coronel Yolanda Cáceres Martínez, que hoy se desempeña como oficial de enlace con el Ministerio de Defensa, para hacer el curso de ascenso a brigadier general. Fueron once los seleccionados por la Junta de Generales de un total de 42 oficiales.

Cáceres Martínez, por méritos y trayectoria propia, sin ley que obligara a que debía ser ascendida obligatoriamente una mujer, se ganó un cupo en ese reducido grupo de altos oficiales. Ella se une así a las hoy generales Luz Marina Bustos, subdirectora de la Policía, y Mireya Cordon, que dirige las escuelas de formación.